El último presidente de la Real Academia Galega de Língua, Xosé Ramón Barreiro Fernández, fue el encargado de inaugurar con una conferencia sobre el galleguismo las actividades del Instituto de Estudios Sociais e Políticos Atlántida.
Con una oratoria privilegiada y sin necesidad de ceñirse a un esquema, el profesor y hasta hace pocos días presidente de la Real Academia Galega, Xosé Ramón Barreiro Fernández, fue el encargado de inaugurar con una conferencia en el Centro Cultural de la Diputación los actos del Instituto ourensán de estudios políticos e sociais, Atlántida.
Presentado por el presidente de este organismo, José Manuel Baltar Blanco, Barreiro Fernández quiso dejar claro al inicio de su ponencia que son un intelectual libre e liberado do peso das responsabilidades da Real Academia Galega e non teño que dar conta a ninguén de a onde vou ou deixo de ir. Sempre estarei nos actos en defensa de Galicia, zanjando así posibles interpretaciones en clave política a su presencia en el acto de Atlántida.
Barreiro Fernández hizo un repaso al galleguismo del siglo XX, donde en primer lugar se centró en la Xeración Nós, daqueles señoritos exquisitamente ben formados que aspiraban cantas ideas circulaban por Europa y cuya inquietud intelectual les llevó a querer crear un templo budista en la ciudad de As Burgas, relató el profesor. Criticó sin embargo el exceso de intelectualismo de Vicente Risco, Otero Pedrayo y compañía, pues sus inagotables ideas no contaban en la mayor parte de los casos con la cercanía del pueblo, a quien iban dirigidas. Era como si unha ducia de octoxenarios se puxesen a falar da mocidade, ejemplificó.
En contrapunto a este galleguismo de 1916, Barreiro Fernández destacó la figura de personajes como Eulogio Gómez Franqueira. Vinculado al franquismo (fue procurador en Cortes), soubo conectar coa xente do pobo, buscar respostas ás súas necesidades e crear unha rede de explotación no rural capaz de deixar todos os beneficios aquí, relató el profesor. De ahí que abogó porque la defensa del galleguismo no esté vinculada a determinadas idelogías políticas, sino que su motor fundamental sea la cercanía y el amor polo país.
También aprovechó Barreiro Fernández para criticar la actual polémica por el idioma gallego, recordando que ya en 1916 Vicente Risco escribió en La centuria un artículo sobre su falta de utilidad. Abogó por no confundir este término (utilidad) con el de valor, principal activo del idioma para la cultura gallega. Y, por último, defendió también la necesidad de crear una única caja gallega, para que os aforros de tódolos galegos non marchen nunca fóra.
Presentado por el presidente de este organismo, José Manuel Baltar Blanco, Barreiro Fernández quiso dejar claro al inicio de su ponencia que son un intelectual libre e liberado do peso das responsabilidades da Real Academia Galega e non teño que dar conta a ninguén de a onde vou ou deixo de ir. Sempre estarei nos actos en defensa de Galicia, zanjando así posibles interpretaciones en clave política a su presencia en el acto de Atlántida.
Barreiro Fernández hizo un repaso al galleguismo del siglo XX, donde en primer lugar se centró en la Xeración Nós, daqueles señoritos exquisitamente ben formados que aspiraban cantas ideas circulaban por Europa y cuya inquietud intelectual les llevó a querer crear un templo budista en la ciudad de As Burgas, relató el profesor. Criticó sin embargo el exceso de intelectualismo de Vicente Risco, Otero Pedrayo y compañía, pues sus inagotables ideas no contaban en la mayor parte de los casos con la cercanía del pueblo, a quien iban dirigidas. Era como si unha ducia de octoxenarios se puxesen a falar da mocidade, ejemplificó.
En contrapunto a este galleguismo de 1916, Barreiro Fernández destacó la figura de personajes como Eulogio Gómez Franqueira. Vinculado al franquismo (fue procurador en Cortes), soubo conectar coa xente do pobo, buscar respostas ás súas necesidades e crear unha rede de explotación no rural capaz de deixar todos os beneficios aquí, relató el profesor. De ahí que abogó porque la defensa del galleguismo no esté vinculada a determinadas idelogías políticas, sino que su motor fundamental sea la cercanía y el amor polo país.
También aprovechó Barreiro Fernández para criticar la actual polémica por el idioma gallego, recordando que ya en 1916 Vicente Risco escribió en La centuria un artículo sobre su falta de utilidad. Abogó por no confundir este término (utilidad) con el de valor, principal activo del idioma para la cultura gallega. Y, por último, defendió también la necesidad de crear una única caja gallega, para que os aforros de tódolos galegos non marchen nunca fóra.
