Centenares de ex benposteños mantienen la reivindicación de su protagonismo en la organización

Benposta: entre el sueño y la especulación

Un día lucharon por un mundo mejor y hoy por mantener viva la memoria de lo que fueron y significaron. Pese a los olvidos, están seguros de que será imposible construir la historia de Benposta sin los nombres y apellidos de tantos miles de niños y jóvenes que trabajaron, disfrutaron, sufrieron... y vivieron allí.
A algunos ex integrantes de Benposta hace tiempo que les ronda la cabeza la idea de poner por escrito la historia -la verdadera, más allá de la Arcadia feliz- de esta experiencia singular. La iniciativa no ha cuajado, de momento, y es posible que todavía falte la sedimentación de sentimientos y sensaciones que permanecen a flor de piel. Están demasiado frescas las heridas de quienes sienten en carne propia el fracaso y la decepción de los sueños rotos. Hace poco más de un lustro darían la vida por el fundador, Jesús César Silva Méndez, líder, guía espiritual, dueño de vidas y haciendas; gran timonel, en suma. El mismo al que hoy perciben como el judas que quemó la utopía.

El enconado enfrentamiento entre Silva -y su hermano- con quienes fueron su brazo armado -ahora nucleados en torno a Aibem-, desvela dos puntos de vista diametralmente opuestos sobre protagonismos de lo que fue y significaron la Ciudad de los Muchachos y Benposta. El sacerdote Silva se atribuye para sí el mérito, en tanto que los ex benposteños defienden la idea de que fueron los miles de niños que pasaron por allí -al tiempo que mataban el hambre, como les echó siempre en cara el fundador- los que construyeron y dieron sentido al colectivo.

Pero antes de que la finca que albergó a Los Muchachos deviniese en meras ansias especuladoras, por allí pasaron generaciones de niños y jóvenes que crecieron, estudiaron, trabajaron, fueron artistas... y hoy están en puntos y situaciones dispares.

Los hubo que dejaron huella, por estancia, por la labor desarrollada, cualidades personales o por todo a la vez. Algunos de esos que están en la historia colectiva han destacado fuera de ese ámbito. Valgan unos pocos ejemplos.

Emilio Cid Cortizo: Fue uno de los factótum de la Ciudad de los Muchachos y Benposta. Entró de niño y trabajó en las tómbolas de Barcelona y Madrid para comprar la finca (1963). Fue alcalde de tan peculiar organización y desarrolló casi todos los puestos de responsabilidad dentro de ella. Fue secretario de la Asociación de Los Muchachos durante 28 años. Su última tarea fue la de profesor en el colegio de Benposta, despedido por el padre Silva junto con todos sus compañeros.

Francisco Álvarez de Nóvoa. Estuvo en Benposta desde 1960 a 2003. Trabajó en las tómbolas de Madrid y Barcelona. Luego pasó a ser el responsable de la gasolinera de Seixalbo. Actualmente está en jubilación anticipada forzosa por el cierre de la instalación.

José Viana Rodríguez. También es de los fundadores. Fue el primer encargado de la gasolinera. Abandonó a últimos de los setenta y hoy es empresario.

Alfonso Juanes Losada. Estudió en Benposta. Actualmente es empresario y primer teniente de alcalde de Pereiro de Aguiar.

Miguel y Pió. Famoso dúo de acróbatas sobre rulo y bicicletas entre 1973 y 1980. Hoy llevan una empresa de contratación de espectáculos para zonas de turismo, sobre todo Baleares, Canarias y el litoral mediterráneo.

Antonio Magdalena. Estuvo entre 1970 y 1984. Trabajó desde niño en la gasolinera, con maratonianas jornadas. Es director de la Casa de Cultura Pablo Picaso, de Alcobendas.

Marco Fidel Vargas. Caballista y técnico de luz. Fue alcalde de Benposta entre 1982 y 1984. Es director técnico del auditorio de Alcobendas.

Elvio Dosantos Blanco. Otro de los históricos. Fue alcalde entre 1970 y 1980. Dirigente del PSOE de Leganés y concejal responsable de extranjería en esa ciudad de la Comunidad de Madrid.

Grupo Ale-Hop. Funcionó entre 1977 y 1984 y sus integrantes trabajaron en el trapecio, monociclos y como cómicos. Hoy actúan en los principales festivales de teatro y circo de Alemania, Mónaco, Francia e Inglaterra. Uno de sus integrantes, José María Silva González, es sobrino de Jesús Silva y, como casi todos los anteriores, socio de Aiben (colectivo que agrupa a muchos de los ex benposteños de todo el mundo).

Miguel Angel García Vigo. Entró en 1960 y permaneció hasta 1975. Acróbata icario y alumno aventajado de Augusto Lezzie (Mesié), que fue el padre artístico del circo. Hoy trabaja como corredor de seguros para una compañía de Alicante.

José Manuel Louzao Raimondez. Fue alcalde de Benposta y hoy es empresario afincado en Vilagarcía.

Martínez Colmenero. Estudió en Benposta y fue colaborador durante años. Es funcionario de prisiones.

Carmen Nieto Centeno. Forma parte de la historia del circo, donde fue encargada de niños y dio clases entre 1980 y 1985. Salió por la puerta de atrás, como muchos otros. Hoy es psicoanalista en Madrid.

Almudena Martín Crespo. Entró como colaboradora en la sección de lavandería cuando el circo estaba instalado en el barrio de Ventas, en Madrid. Luego formó parte del elenco de artistas. Cuenta que pasó hambre como perro de gitano. Hoy es funcionaria de Euroclear, en Bruselas.

José Luis del Hoyo Zamorano. Otro de los históricos, que entró de niño en 1960 y acabó de director del centro, de donde fue despedido, junto con el resto del claustro. En el circo -del que fue alcalde en los años setenta- destacó como caballista, donde era conocido como el rey del látigo. Su huella es indeleble entre los benposteños.

Angel Estévez Vázquez Ardilla. Uno de los grandes, completos y polifacéticos artistas que dio la Escuela de circo, al que se incorporó, también niño, hace cuarenta años. Destacó como caballista y acróbata en la infancia y primera juventud. Luego fue profesor y jefe de estudios de la escuela de Benposta, puesto que ostentaba cuando fue despedido.

Sergio Fírvida Rodríguez. Otra institución benposteña. Músico y durante años administrador del circo. Hoy está jubilado por razones de salud.

Cuco Martínez. El artista más destacado de una saga familiar, de la que formaron parte hasta cinco hermanos: José Luis (hoy médico en A Coruña), Antonio (afincado en Madrid), Lita y Pili, aunque la presencia de éstas fue más fugaz. Cuco fue icario, malabarista, cómico..., que siguió una exitosa carrera fuera de Benposta, incluso con proyección televisiva. Hoy está afincado en Tenerife.

La Gran Aventura

La Ciudad de los Muchachos contaba con su propia marca de excelencia. Se denominaba la Gran Aventura y reportaba el marchamo de aventureros a quienes ganaban tal estatus. Sin embargo, no era libre ni gratuito, aunque sí voluntario.

Jesús Silva reclutaba a los candidatos para atravesar el túnel del tiempo que separaba a los ciudadanos comunes de los que accedían a otra dimensión como aventureros.

El proceso de preparación duraba unos seis meses y contenía rituales comunes a muchas sectas religiosas. Al final se juraba obediencia al fundador y fidelidad a la Iglesia, Dios y la Idea. La primera fase transcurría en San Pedro de Rocas y consistía en vida ascética, donde los pos tulantes debían ocupar el tiempo dedicados a la reflexión, contemplación, oración y siempre en silencio. El padre Silva se desplazaba allí a decir misa para ellos, al tiempo que comprobaba los progresos y lanzaba filípicas a quien lo creía menester. Superado este estadio, quedaba el perfeccionamiento, tras el cual llegaba la categoría de aventureros, con la que pasaban al Club de los Elegidos, algo así como ‘la elite de pensadores de Bemposta’, recuerda ahora uno de aquellos, al tiempo que admite que se trataba ‘de un puro lavado de cerebro’ que estimulaba las conductas de adhesión inquebrantable al líder por parte de los miembros del selecto club, quienes a su vez servían de guía entre las bases.




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