Crisis del coronavirus

De la bienvenida al repudio en la Raia

Los bloques de hormigón impiden el paso de vehículos incluso en caminos. Los de la imagen fueron colocados en Baltar.
photo_camera Los bloques de hormigón impiden el paso de vehículos incluso en caminos. Los de la imagen fueron colocados en Baltar.
El miedo a los retornados que se vive en el rural ourensano tiene reflejo en Portugal. Alcaldes y vecinos lusos reclaman el confinamiento de los emigrantes que vuelven estos días, ante la amenaza de que traigan el virus.  

Las cámaras municipales y fronterizas con la provincia, como Chaves, Montalegre, Arcos de Valdevez y Melgaço, solían llegar estas fechas en espacios públicos banderas de diferentes países europeos como símbolo de bienvenida a sus emigrantes. Los estandartes se mantenían hasta el fin del verano, conscientes de que los emigrantes durante sus vacaciones dinamizaban la economía local, desde las típicas compras hasta proyectos de obra. Los comerciantes lanzaban campañas para captar su dinero. Ahora todo ha cambiado. 

Los emigrantes que optaron por regresar están en el punto de mira. Primero de las fuerzas policiales en los pasos fronterizos y, después, de las autoridades sanitarias y sus propios convecinos ante el temor de que sean portadores del virus y lo trasmitan a sus familiares y los vecinos de las pequeñas aldeas que los vieron nacer. 

El presidente de la Cámara de Chaves, Nuno Vaz, solicitó en la última semana en varias ocasiones la presencia del Ejército portugués en el paso fronterizo de Feces de Abaixo-Vila Verde de A Raia, el único habilitado entre la provincia y Portugal, como apoyo a las fuerzas policiales para controlar el regreso de los emigrantes. El mandatario local sospecha que algunos de sus compatriotas en Francia, Bélgica o Luxemburgo -los tres países con más población portuguesa- podrían estar aprovechando los camiones que transportan mercancías de forma autorizada para llegar a sus lugares de origen. "Si no tenemos un control exhaustivo sobre las personas que regresan seguro que vamos a tener un serio problema. Tenemos una población muy mayor y debemos protegerla", afirmó. Nuno Vaz instó a las autoridades sanitarias a que obliguen a los emigrantes a quedarse en cuarentena en sus domicilios antes de salir a la calle.

80.000 vehículos controlados

La Guardia Nacional Republicana (GNR) y los agentes del Servicio de Fronteras (SEF) llevaban controlados el día 27 un total de 12.534 vehículos en el paso fronterizo de Feces-Vila Verde de A Raia (80.823 en los nueve que hay abiertos a lo largo de toda la frontera con España). El volumen de circulación aún es mayor en el carretera de Tui-Valença, donde las fuerzas policiales llevaban inspeccionadas en la misma fecha 40.004 automóviles.Ambos son los dos pasos son los que más tráfico registraron en la frontera, seguido del de Quintanilla (Zamora) con 11.417 vehículos, según el Ministerio de Administración Interna portugués.

 

La mayoría de los conductores son camioneros y emigrantes que regresan, por un lado, a causa de la situación de emergencia en toda Europa, y por otro, por las vacaciones de Semana Santa. 

Albino Pereira es uno de los emigrantes lusos afincado en Francia: "No somos apestados. La situación es grave, pero cada uno ya extrema las medidas de seguridad para evitar contagios. Llevo mascarillas, guantes y productos desinfectantes para mí y para toda la familia", aseguraba mientras intentaba cruzar por el paso de Feces hacia su vivienda en Ribeira da Pena.

Sanciones

No todos son responsables. El juzgado de Chaves sancionó el pasado miércoles a dos empresarios de la construcción -tienen empresas en Portugal, Francia y Bélgica- con 6.000 euros a cada uno por no cumplir la cuarentena. Los sorprendieron circulando por Chaves con dos trabajadores en el coche. A estos los sancionaron con 1.800 euros. "Regresamos el día 22 e íbamos hacer compras. Es injusto", apuntó uno de los empresarios. 

“Que se queden en casa. Ponen en riesgo a su propia familia"
Portugal registraba ayer 5.170 casos de coronavirus y 100 personas fallecidas. En la zona del Alto Támega, en la que están integrados la mayoría de los municipios de la Raia, había registrados a fecha de ayer 19 positivos. Pero regidores y vecinos temen que estas cifras se disparen en las próximas semanas con la llegada de los emigrantes. Tanto Chaves como Montalegre ya comenzaron a tomar medidas, habilitar instalaciones y acopiar recursos para atender a la población, que, al igual que en España está confinada en sus domicilios, de los que solamente pueden salir con causas justificada. "Todos tenemos que cumplir las medidas y seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias. Y deben de tener aún mucha más precaución aquellos que se desplazan de una zona de riesgo", aseguró el presidente de la Cámara de Montalegre, Orlando Álves.
Las fuerzas policiales lusas taponaron con bloques de hormigón las veinte carreteras que hay entre la provincia de Ourense y el país vecino. Los agentes las vigilan con celo  ante la sospecha de que hay conductores que puedan retirar algunos de los bloques para cruzar. "En caso de hacerlo, deben saber que serán detenidos y puestos a disposición judicial", explican fuentes de la GNR. Los agentes también llevan un control exhaustivo sobre cada emigrante que regresa al país.
 

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