Crisis del coronavirus

La Raia: “Esto es la ruina, ni un cliente"

José Julio Blanco, en la entrada de su supermercado, el más cercano a la frontera, en Feces.
photo_camera José Julio Blanco, en la entrada de su supermercado, el más cercano a la frontera, en Feces.
El comercio de Feces  (Verín) sobrevive habitualmente con el público luso. La reaparición de la frontera los aboca al cierre, incluidos los clubes de alterne que hay a lo largo de la N-532, por falta de clientes al no poder cruzar la Raia.

El cierre de la frontera entre España y Portugal cambió por completo el transcurrir cotidiano y la actividad comercial en la localidad de Feces de Abaixo (Verín). El pueblo es el único paso oficial abierto dentro de la provincia de Ourense para circular hacia Portugal y viceversa, lo que provoca un alto índice de intensidad circulatoria -por momentos se forman retenciones-, pero los conductores, aquellos que logran rebasar el fuerte cordón policial establecido, pasan de largo. Los que son obligados a dar la vuelta, ni tan siquiera miran para los escaparates. "Esto es una ruina. En toda la mañana no entró ni un solo cliente a comprar una simple tableta de chocolate", lamenta José Julio Blanco Rodríguez, gerente del supermercado conocido como "Julio".


El comercio de Feces creció con el público portugués. En el pueblo llegaron a abrir las puertas a diario más de medio centenar de negocios, aunque en la actualidad solamente queda una decena. Todos tienen su potencial clientela al otro lado de la frontera. "Para nosotros, los portugueses son fundamentales. Prueba de ello son los fines de semana, cuando mucha gente aprovecha para hacer las compras porque los precios son más bajos, pero al cerrar la frontera nos perjudica", explica Blanco Rodríguez. "La apertura de la autovía A-75 ya nos restó clientes, porque se hizo mal... y ahora esto. Si se prolonga el cierre no queda más remedio que cerrar", añade.

"Para nosotros la clientela portuguesa es fundamental. Si se prolonga el cierre de la frontera habrá que cerrar la puerta"

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El supermercado "Julio" linda con la antigua aduana -hoy sede de la Eurocidade Verín-Chaves- y lleva abierto desde la década de los ochenta. A pocos metros de distancia, hay abiertos otros dos. "Llevamos toda la mañana vacíos, sin atender a un cliente", afirma la trabajadora de uno de los negocios.


El cierre de la frontera redujo pPácticamente a cero las ventas: "Porque no dejan pasar a nadie. Mi compañera reside en Portugal y hoy pudo pasar, pero ayer (por el martes) tuvo problemas para venir a trabajar", explica la trabajadora.

Clubes de alterne

Los bares están cerrados. También tiene baja la persiana la administración de Loterías y Apuestas del Estado, en la que son habituales las colas de clientes lusos que se desplazan al pueblo en busca de la suerte.


Circulando por la carretera en dirección a Verín aparece la gasolinera que, pese al incremento sustancial de la circulación, vio mermadas las ventas al no poder pasar los conductores de los pueblos del otro lado de la frontera.


Tras rebasar el pueblo, aparece el club El Francés con la puerta del estacionamiento de coches abierta, pero en el interior ni un solo vehículo. Una vez cruzada la rotonda que da acceso a la autovía A-75, los conductores se encuentran con el club Rancho Grande y el Molino Rouge, los dos cerrados a cal y canto. "Los locales sobreviven mayoritariamente con los clientes portugueses y al no poder pasar les mermó la clientela.  De todas formas, tienen que estar cerrados a causa del estado de emergencia, igual que el resto de negocios",recuerdan  fuentes de la Guardia Civil, que incrementó la vigilancia en la zona.


En territorio portugués, en Vila Verde da Raia, las tiendas de muebles se suceden. En esta zona, los conductores pueden acceder de nuevo a la autovía A-24, pero los responsables de los negocios no tienen la vista puesta en el numeroso tráfico rodado. "Buena parte de los clientes son españoles y al no dejarlos pasar, claro que vamos a ver mermadas las ventas", afirma uno de los trabajadores.
La misma situación se registra en negocios de Baltar, Lobios, Entrimo y Padrenda. En estos municipios, la frontera está cerrada incluso para el paso de mercancías. "Se nota y mucho que no dejan pasar a los portugueses. Las ventas cayeron", explican en un comercio de Baltar, puntualizando que el cierre de la frontera incluso se notó en el mismo pueblo. "Apenas hay tráfico en la carretera y en la misma localidad cuando hace solo unos días no había lugares para aparcar", recuerdan.

Cruzar por el monte

El cierre de la frontera, además de perjudicar al comercio, está generando múltiples incomodidades a los trabajadores y conductores.
En la localidad de Feces de Abaixo  había ayer aparcadas numerosas furgonetas con placas de matrícula francesa. Sus conductores no estaban solos. Junto a ellos viajaban una media de entre cinco y seis personas, todas de origen portugués emigrados en Francia, que optaron por desplazarse al país vecino, junto a su familiares, ante el cierre de fronteras que también estableció el país galo. "Tenemos problemas para cruzar a territorio portugués porque viajamos muchos en un mismo coche. Además, no tenemos acreditado la urgencia del desplazamiento", aseguraba uno de los conductores.

Lo primero que hicieron fue alertar de su situación a familiares y conocidos que residen en Portugal para que se desplazaran a recogerlos. Pero estos se encontraban con el control de la Policía Nacional, que no les permitía pasar hacia Ourense. 


La situación les obligó a cruzar a pie por el monte o por los viejos caminos entre Feces y la localidad de Lama de Arcos y Vilarello.
El cierre también ocasionó el pasado martes problemas a numerosos trabajadores transfronterizos. Está cuestión, según fuentes de la Policía Nacional, ya no se presentó ayer, dado que los trabajadores cruzaban el control exhibiendo certificados facilitados por las distintas empresas o negocios a los que acudían a trabajar. 

LOS POLICÍAS, SIN BAÑOS Y UN LUGAR EN EL QUE COMER


VERÍN (FECES DE ABAIXO). 17/03/2020. OURENSE. Guardia Civil y la Policía Nacional permanecen en la frontera realizando control de vehículos entre España y Portugal, en la localidad de Feces de Abaixo, durante el

Los policías nacionales que prestan servicio en la frontera de Feces carecen de baños y un lugar en el que poder comer. Los agentes se ven obligados a utilizar los servicios de un particular o hacerlo en el monte. Ayer, Interior negociaba con los responsables de la Eurocidade para que  le permitieran utilizar los aseos que hay en el edificio. El mismo caso lo viven la GNR.

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