Alumnos del Campus llegaron a detectar coches en la avenida de Marín a 119 kilometros por hora

Seis calles concentran los mayores excesos de velocidad

La avenida de la Halaba en la ciudad es una de las calles en las que más rápidos circulan los automovilistas. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Las avenidas de la ciudad y calles con dos carriles por sentido, sobre todo en horas nocturnas, se convierten no pocas veces en auténticas pistas de rali en las que el límite de 50 kilómetros por hora se obvia de forma generalizada.
La avenida Otero Pedrayo, junto al Campus, la céntrica Habana, la calle Progreso, la avenida de Marín (en A Ponte), Nuestra Señora de la Saínza o la N-120, antes de llegar O Pino, son los principales puntos en los que los agentes de la Policía Local reconocen que se conduce más deprisa aunque con total impunidad porque la ausencia de radar impide multarlos, salvo que los conductores pongan en riesgo la circulación rodada (conducción temeraria) o se salten algún semáforo en rojo.

Se trata de grandes rectas que, según explica un policía local, invitan a correr . 'Podían haber sido planificadas de otra forma, cambiando los ejes de trayectoria, incluyendo elementos como bancos, árboles...', explica.


EXPERIENCIA PILOTO

Esta realidad la conocen de primera mano los alumnos que participaron durante seis años en un curso de extensión universitaria sobre seguridad vial del Campus de Ourense. De hecho, de la mano de estos cursos fue la primera vez que 'entró' un radar en la ciudad en el año 2007, aunque fuese a nivel docente y no sancionador.

Los estudiantes del 'obradoiro' de Mobilidade que organizó el Gabinete Psicopedagóxico del Campus con la colaboración de la Asociaciación P(A)T de prevención de accidentes fueron testigos en primera línea cómo los límites se rebasan a lo grande. En ese primer año, el 20 de noviembre, controlaron a un total de 164 coches, en la que seis superaron los 65 kilómetros por hora, uno incluso fue detectado a 119, más del doble de lo permitido. Esa misma jornada, pero en la N-536, frente al Campus, controlaron a 104 vehículos (20 infractores).

La experiencia se repitió en años posteriores en esos mismo puntos, al que añadieron el kilómetro 573 de la N-120 en la salida de Ourense hacia Vigo. Como anécdota, cabe destacar que incluso llegaron a detectar a un coche de autoescuela que iba a 79 kilómetros por hora.

Angélica Ferro, responsable de ese gabinete, defiende el interés de esta experiencia porque permitía a los estudiantes 'achegarse aos factores de risco na mobilidade, como son o alcol, a velocidade ou a educación viaria, reflexionando sobre os accidentes desde unha perspectiva práctica'.

De hecho, los agentes de la Guardia Civil que acompañaban a los alumnos siempre les insistieron en la necesidad de cumplir las limitaciones de velocidad no sólo por el temor a las multas sino por garantizar su seguridad y la de los demás.

'A velocidade é unha das principais causas de sinistralidade na mocidade e con estas actividades quixemos que os universitarios fosen máis conscientes do perigo da velocidade excesiva ou inadecuada nas vías urbana e da importancia da educación en valores como a responsabilidade ou o respecto mutuo no uso dos espazos públicos', aseguró Ferro .

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