Carlos José Rodríguez Rodríguez: "“La participación de los veterinarios habría disminuido los fallecidos"

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Nacido en Madrid, aunque hijo de padre de Viana do Bolo y madre de San Miguel de Bidueira, en el también municipio ourensano de Manzaneda, el veterinario Carlos Rodríguez, muy popular por su programa radiofónico "Como el perro y el gato", que se emite en Onda Cero los sabados y domingos

Nacido en Madrid, aunque hijo de padre de Viana do Bolo y madre de San Miguel de Bidueira, en el también municipio ourensano de Manzaneda, el veterinario Carlos Rodríguez, muy popular por su programa radiofónico "Como el perro y el gato", que se emite en Onda Cero los sábados, de tres a tres y media de la tarde, y los domingos, de dos y media a tres, con una audiencia media de 300.000 oyentes, se muestra muy orgulloso de esos orígenes. "Galicia es la tierra que llevo dentro, la que añoro, la tierra a la que quiero volver", señala, al tiempo que se muestra contrariado por la ausencia de profesionales de la veterinaria en el comité que asesora al Gobierno central sobre la pandemia del coronavirus.

Superando, según las cifras oficiales, los 20.000 muertos y los 200.000 infectados por coronavirus y a la cabeza mundial en muertes por millón de habitantes, algo hemos de haber hecho mal en España para encontrarnos en esta lamentable situación. ¿En su opinión, qué puede haber sido?

Es desgraciadamente evidente que las indecisiones y los errores cometidos desde las primeras informaciones procedentes de la OMS han sido la causa desencadenante de muchas de las realidades que estamos viviendo; no valorar en su justa medida las notificaciones del primer organismo sanitario mundial, la creación de un grupo de expertos donde ni están todos los que son, ni son todos los que están, los impresentables cambios de guión, los “donde dije digo, digo Diego”…

Nuestros “responsables” han empleado demasiado tiempo en “nadar y guardar la ropa”, en proteger réditos políticos… en determinadas ocasiones se debe tener la firme determinación de saltar vestido al agua, y si no se tiene esa capacidad es mejor dar un paso al lado y dejar que conduzcan aquellos de contrastada capacidad.

¿Por qué cree usted que el Ejecutivo da la espalda a la participación de los veterinarios en el consejo asesor contra la pandemia, a pesar de los reiterados ofrecimientos realizados desde este colectivo, el último la pasada semana a través de la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios, que ha pedido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, formar parte del Comité de Gestión Técnica del Coronavirus?

Es difícil conocer las razones, mas bien sinrazones, para que los sanitarios veterinarios no estemos proporcionando nuestros conocimientos y constatada experiencia; lo que es evidente es el “ninguneo” a un sector que mantiene al global de la población, racionales y no racionales, frente a los sanitarios de constatada y exclusiva experiencia en patologías de racionales.

  Este dar la espalda a los veterinarios es la constatación de que no somos considerados socialmente como lo son nuestros compañeros en otros países.

  Lo que sí puedo asegurar es que la participación de los veterinarios habría conseguido acortar los plazos que estamos viviendo y, lo más importante, disminuir de forma más que relevante los afectados y fallecidos. Queda mucho por andar, entre otros caminos el de la vuelta a la normalidad, todavía están a tiempo de contar con los expertos en zoonosis, seguir el ninguneo sería una ofensa a una vital profesión y a toda la sociedad: el Estado no puede privarnos del beneficio de todos los recursos.

Incidiendo en lo anterior, el concurso de los veterinarios ha sido determinante en la erradicación de crisis sanitarias como las causadas por la rabia, fiebre aftosa, peste equina o la peste porcina ¿Qué medidas que no se hayan tenido en cuenta considera que podrían aminorar la actual pandemia y prevenir los rebrotes que ya anticipan muchos expertos?

Los veterinarios tenemos totalmente claros y protocolizados los sistemas de manejo, valoración y contención de diversos tipos de brotes, de diversos tipos de patologías; los veterinarios trabajamos desde los protocolos de contención, confinamiento, testaje, saneamiento de los animales considerados como grupos, algo muy relevante en el control de este tipo de problemas sanitarios, se debe pensar en el colectivo más que en el individuo, esa es la clave del manejo de patologías por parte de los veterinarios, nosotros sabemos tratar individuos y colectividades, algo en lo que destacamos objetivamente sobre los médicos, acostumbrados a tratar patologías concretas en individuos concretos. 

Dice Luis Alberto Calvo, presidente de la Organización Colegial Veterinaria, que “ningún veterinario descuida la prevención, aspecto fundamental en el control de enfermedades”, y que “los veterinarios trabajamos para que el médico trabaje menos”. A nivel individual, podría aconsejarnos pautas de prevención para seguir en el día a día.

Actualmente tenemos que tener muy claro que el confinamiento, las medidas de higiene de manos y el distanciamiento en las imprescindibles salidas del domicilio son nuestras fundamentales aportaciones individuales a la resolución de la pandemia, pero debemos tener muy claro que sin la realización de test diagnósticos de forma masiva y con unos criterios sólidos de ejecución de las pruebas (grupos de población, afectación de la zona geográfica, calendarios…) la contención plena será compleja y se alargará innecesariamente en el tiempo, con las terribles consecuencias que ello supone.

Y con respecto a las mascotas.

Con las mascotas debemos guardar las mismas pautas de higiene y prevención que emplearíamos en la convivencia con un racional; la limpieza de patas y morro con agua y jabón a la vuelta de los paseos (dos partes de agua y una de jabón para mascota) no es imprescindible pero suma para favorecer un estado de seguridad y tranquilidad en el entorno familiar.

Al igual que hacemos con las mascotas, estaría a favor de que se suavizara gradualmente el confinamiento de los niños de forma tal que pudieran dar pequeños paseos alrededor de sus casas y acompañados por sus padres, como reclaman ya algunos dirigentes políticos, y desaconsejan otros.

Cualquier apertura ha de tener la irrenunciable premisa de la seguridad de la población, dicho lo cual es lógico plantear la salida de la población según las necesidades que se presenten; nunca hemos podido valorar los efectos del confinamiento en el hogar de tal forma como estamos viviendo, y los protocolos a seguir se van creando según se evidencian las demandas.

Considero muy conveniente la salida de los más pequeños, igual que considero que ante la llegada de esa medida deberemos tener todavía más clara nuestra responsabilidad individual en el cumplimiento estricto de las pautas de seguridad que nos indiquen, algo que debido a nuestro singular carácter mediterráneo tiende a generar puntos negros en la seguridad de la contención.

Una persona vitalista como usted seguro que puede lanzar un mensaje de optimismo ante esta situación.

Estoy convencido de que en nuestro país tenemos suficientes profesionales en todos los ámbitos sociales para acabar con este grave problema sanitario, es cierto que nos está costando cumplir con las pautas necesarias para el control definitivo por nuestra humana realidad de pensar más en nosotros y los cercanos que en la totalidad de la población, pero, a pesar de las dificultades, volveremos a nuestra vida, y volveremos sin la compañía de muchos, de demasiados seres humanos que se han quedado en el camino… esta dura, durísima realidad, nos debe hacernos plantear muchas  cosas, como individuos y como sociedad, pero, indiscutiblemente, saldremos.

Por último,  dejando a un lado la maldita pandemia ¿cómo vamos de morriña? ¿Ejerce de gallego en la capital, extraña algún lugar en especial de la tierra de sus padres, algún plato, algún olor o fragancia especial... ?

Galicia es la tierra que llevo dentro, la que añoro, la tierra a la que quiero volver. Deseo fervientemente estar en casa, en Las Ermitas, respirar pureza, deleitarme con la tranquila naturaleza, charlar con los vecinos, dar largos paseos, compartir mesa, café de pote y orujo de hierbas. Galicia, mi tierra, mi hogar.

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