Política local

Ciudadanos y su eterna crisis

OURENSE (CAMPO DA FEIRA). 23/05/2019. OURENSE. Acto de cierre de campaña de Ciudadanos en Ourense. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera Imagen de un mitin de Ciudadanos en las pasadas elecciones municipales (ÓSCAR PINAL).
La formación naranja alcanzó su pico en abril de 2019, cuando más de 20.000 ourensanos confiaron en su papeleta en las generales. De ahí, a la debacle de municipales y gallegas y la incesante sangría de cargos

Ciudadanos cierra en Ourense su semana más horrible. La pata que le quedaba a la formación naranja en la provincia con un poco de fuerza, que era la municipal, empieza también a desintegrarse. Primero fue el auge y caída en las generales, donde en apenas unos meses pasó de ser tercera fuerza en la provincia a quedar en el último puesto. Después llegó la confirmación de batacazo autonómico, perdiendo el último tren en 2020 de entrar en el Parlamento gallego, siendo sobrepasados por Vox y perdiendo dos tercios de sus votos. 

Ahora, los movimientos para ganar posiciones en Diputación y Concello de Ourense han acabado por  amenazar el futuro de los naranjas La única representante de la formación en la institución provincial, Montserrat Lama, abría el camino pasando al grupo de no adscritos tanto en Xinzo como en la institución provincial. 

Tras ella, cascada de bajas, entre críticas al comité autonómico naranja y a la deriva de la formación. Los concejales en Punxín, Taboadela, Maceda y Vilar de Barrio también renunciaban a representar a los naranjas, aunque mantenían, como Lama, sus actas, defendiendo el trabajo que hicieron para conseguir sus votos. A esta cascada de bajas se suman las que se habían venido produciendo desde 2019.

Dos años de problemas

Primero llegó en febrero de 2019 la dimisión del coordinador naranja en la ciudad, Alberto Rodríguez, que dimitió tras el fichaje de José Araújo (ex PP) para las municipales de ese año. Se fue denunciando el "maltrato" del entonces coordinador provincial y secretario de organización en Galicia, Laureano Bermejo, y dejando, según presumía, más del doble de afiliados con los que había llegado.

A partir de ahí, nada fue lo mismo. Ciudadanos entró en la ciudad con dos ediles, pero no consiguió su objetivo en el conjuntoconcejales (de los cuales solo dos siguen a día de hoy). Los resultados y los problemas a la hora de elegir su representante en la Diputación –los dimisionarios dicen que hubo movimientos para intentar que no fuera Lama– empezaron la fractura, que se consolidó cuando desde Galicia vetaron cualquier pacto con Baltar dejando a la formación naranja sin posibilidad de tocar poder y sin capacidad de condicionar la gobernabilidad. "Yo siempre defendí que debía haberse hecho un pacto con Baltar", explicaba el que era hasta esta semana coordinador provincial de Cs, Manuel Ribao, como ejemplo del  poco peso que decían tener en las decisioens  a nivel autonómico. Galicia había reaccionado a los malos resultado entonces cargándose a la junta directiva de Ourense entre críticas entonces de Ignacio Martín Amaro de actitudes "antidemocráticas".

Ahora, en la ciudad, José Araújo, el portavoz naranja, intentaba restar importancia a este complejo momento: "Os que marcharon non representan nin un cuarto dos votos que deron representación na Deputación. Deberían devolver as súas actas". Algo que no entra en sus planes, como se han encargado de manifestar. 

El que fue candidato de Carballiño abandona también la formación

La sangría de militantes en la provincia de Ourense continúa. El coordinador y excandidato de la formación naranja en Carballiño sigue los pasos de Lama y los representantes de Punxín, Taboadela, Vilar de Barrio y Maceda y deja el partido. En la villa del Arenteiro, Ciudadanos había cosechado 139 apoyos en los comicios municipales de 2019. Poco, pero "bastante para haber hecho campaña y montar la lista unas semanas antes", explica Jorge González, el que fue candidato a las elecciones en 2019. Ayer confirmaba que tanto él como otros cinco afiliados de la villa abandonaban el partido, esgrimiendo los mismas lamentos que el resto. "Fui representante provincial en una asamblea nacional y ya entonces se había pedido más peso de los afiliados", recuerda González. "El problema es que las decisiones se han tomado desde un punto de vista lejano a donde está el problema", añade. 

Las "luchas internas de poder" tanto en Diputación como Concello dirigidas a nivel gallego han acabado colmando la paciencia. "Hubo luchas de poder de las que el afiliado se enteró a toro pasado. Eran cosas que no venían al caso", reflexiona este ya exmilitante.

La suya es una sensación generalizada. Emiliano Rodríguez, edil en Maceda, señalaba que "chegou un punto de non retorno", ante el progresivo "distanciamento" con las cúpula, tanto por resultados como "pola pouca proximidade desta". Todos coinciden en que no fue un pronto la decisión de abandonar, sino algo madurado con el tiempo. "Desde que Rivera non fixo o que tiña que facer todo foi a peor, o partido non me gustou", decía Óscar Seguín, edil en Vilar de Barrio.

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