Existe la errónea creencia de que las prestaciones sanitarias son gratis. Después de una consulta o de una intervención quirúrgica el paciente regresa a casa sin abonar un solo euro. Esa posibilidad la tiene cualquier ciudadano, sin que nadie le pregunte por si tiene o no dinero para ser atendido. Hoy La Región ofrece un completo e interesante detalle de lo que cuestan algunas prestaciones.
Por ejemplo, una primera consulta, 69 euros; un día en el hospital, 528 euros o una operación de cataratas, casi 2.000 euros. Ya no digamos un trasplante, que supera los 100.000 euros.
Conviene tener claros estos datos para preservar la sanidad pública, para no matar la gallina de los huevos de oro. Cada año más recursos porque cada año se requieren más prestaciones. Que no desmayen los gestores sanitarios en su apuesta. Seamos responsables los usuarios también en el correcto uso de este servicio público esencial. Que no solo no es gratis, sino que no es barato. Por si lo pareciese.
