El silencio es una constante en las playas fluviales de As Conchas. De poco sirve una idílica jornada veraniega, sin una nube en el cielo y con una temperatura que invita al baño. Unos por miedo y otros por precaución ante las noticias de las últimas semanas, lo cierto es que los bañistas ayer desaparecieron de sus playas fluviales. Punto de encuentro para nativos y veraneantes, la explosión de cianobacterias y la presencia de partículas presuntamente tóxicas disueltas en el agua, han colgado simbólicamente, y para mal, el cartel de 'cerrado por vacaciones' en las distintas áreas de baño.
Las versiones contradictorias de las administraciones, que solo coinciden en que no son aptas, y la ausencia de bandos informativos en algunas zonas de baño, molesta a los visitantes que piden 'responsabilidad', 'sentido común' y 'contrastar esos índices de toxicidad', ante un problema de gran impacto económico y medioambiental en una zona declarada Reserva Transfronteriza de la Biosfera Gerês-Xurés.
A la vista, el agua no es igual en todo el embalse debido a la orografía, el viento y la bajada del nivel del agua tras el incremento de la producción eléctrica de los últimos 10 días. En O Corgo (Muíños) y Porto Quintela (Bande), las algas casi han desaparecido y el agua presenta un color verdoso 'similar a doutros anos', se atreven a decir algunos lugareños que, aunque descartan bañarse, sí reconocen la presencia esporádica de bañistas. En As Conchas (Lobeira) las algas en estado de descomposición se concentran en la orilla, en un banquete para los gusanos, y los vecinos cierran las ventanas para que el olor no entre a sus viviendas. 'O mal xa está feito, pero alguen debe facer algo para que non volva a ocurrir', coinciden los residentes que hace meses que no pasean por las orillas del embalse.
A la vista, el agua no es igual en todo el embalse debido a la orografía, el viento y la bajada del nivel del agua tras el incremento de la producción eléctrica de los últimos 10 días. En O Corgo (Muíños) y Porto Quintela (Bande), las algas casi han desaparecido y el agua presenta un color verdoso 'similar a doutros anos', se atreven a decir algunos lugareños que, aunque descartan bañarse, sí reconocen la presencia esporádica de bañistas. En As Conchas (Lobeira) las algas en estado de descomposición se concentran en la orilla, en un banquete para los gusanos, y los vecinos cierran las ventanas para que el olor no entre a sus viviendas. 'O mal xa está feito, pero alguen debe facer algo para que non volva a ocurrir', coinciden los residentes que hace meses que no pasean por las orillas del embalse.
