Aunque habrá una última sesión de trámite, el pleno, que aprobó una ordenanza de actuaciones comunicadas y unas obras en las riberas del Miño, tuvo un marcado carácter de adiós

La Corporación se despide ya de 11 de sus 27 concejales

Foto de familia de la Corporación municipal en las escaleras de la Casa Consistorial. (Foto: JOSÉ PAZ)
A falta de una última sesión de trámite, la Corporación municipal de Ourense celebró ayer un pleno con sabor a despedida, tanto por la falta de contenido -apenas dos puntos en el orden del día- como por la intervención del alcalde, Francisco Rodríguez, que aprovechó ya para agradecer a los concejales el trabajo realizado, especialmente para aquellos que no estarán en el próximo mandato al quedarse fuera de las listas que presentan sus partidos.
Algunos, como Enrique Nóvoa y Javier Rodríguez Nóvoa (PP), dejarán el Concello después de una larga trayectoria como ediles y otros, como Iolanda Pérez (BNG), con apenas unos meses de experiencia. Tampoco tendrán opción de repetir Noelia Pérez, José Luis Sousa, Marta Rodríguez Vispo; Mario Guede y Carlos Campos (PP), Demetrio Espinosa (PSOE) y Ana Garza y Manuel Herminio Iglesias (BNG). En todos los casos, el alcalde les transmitió 'a gratitude e a seguridade de que os seus servizos foron útiles á cidade' y, a los que tuvieron oportunidad de formar parte de un gobierno, les aseguró 'un curruncho na historia desta cidade'.

Más allá de la cortesía, la sesión sirvió también para aprobar definitivamente la ordenanza reguladora de las actuaciones comunicadas ante el Concello, que permitirá agilizar considerablemente las licencias de apertura y obra menor, al eliminar trámites, y que entrará en vigor cuando se le implemente la ordenanza fiscal correspondiente. La norma, que incluyó alegaciones presentadas por la oposición, fue aprobada con la unanimidad de todos los grupos municipales.


NUEVAS OBRAS

Distinto fue el caso del punto segundo del orden del día. El grupo de gobierno proponía dejar aprobado el encargo a Tragsa de las obras de mejoras en el entorno y trazado de las sendas peatonales del Miño por un importe total de 699.000 euros, distribuido en tres anualidades, además de aprobar la primera (la de este año), por 257.000 euros. La propuesta fue aprobada en solitario por PSOE y BNG después de que el PP pidiera, sin éxito, que fuera retirado este punto del orden del día, por entender que 'este pleno suele caracterizarse por el consenso y nosotros votaremos en contra', expuso Javier Rodríguez Nóvoa. Según señaló, 'no nos parece ni el momento ni la forma', dado que tendrá que ser asumido por el gobierno municipal que resulte de las próximas municipales del 22 de mayo.

Rodríguez Nóvoa criticó también que las obras se realicen 'en el periodo en que más uso tienen las riberas del río' (los próximos cuatro meses) y el hecho de que se hayan encargado los trabajos a Tragsa, dado que afirma que, en caso de haber realizado un concurso, el Concello podría haber obtenido un mejor precio. Sin embargo, el edil de Medio Ambiente, Demetrio Espinosa, defendió la oportunidad de realizar las obras fuera del periodo de las crecidas del río y defendió que los precios de Tragsa son 'os do mercado', según los técnicos municipales. Además de limpiar maleza, las obras mejorarán el mobiliario urbano, la iluminación y crearán una zona recreativa junto al puente Ribeiriño (en la margen izquierda), así como nuevos aparcamientos, entre otras actuaciones.

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