La decadencia del Casco Vello sur

El Casco Vello sur está invadido por la hiedra y las silvas. Los muros, además de grietas y grafitis, soportan pesados mantos de maleza que llegan hasta el suelo. Por otra parte, en el interior de las ruinas se forman auténticos ecosistemas que favorecen la proliferación de la fauna: concretamente de las ratas que acaban saliendo al exterior y correteando por las aceras. Los vecinos de esta zona, cansados de esperar por el Concello, recortaron ellos mismos algunas “ramas”. En total, hasta media docena de calles, repartidas entre la Praza Maior y el jardín del Posío, padecen este feísmo urbano. Mientras que algunos residentes tratan de mantener el barrio lo más higiénico posible, otros decidieron desistir y mudarse. En la última década, el Casco Vello sur experimentó un éxodo de vecinos. Mientras que en 2012 residían 4.270 personas en esta zona de la ciudad, este año son 239 menos. La marcha poblacional se complementa además con la comercial. Apenas uno de cada cuatro locales están en activo y la mayoría de los 38 edificios enteros a la venta del Casco Vello están en esta parte. Concretamente, las calles Colón y Cervantes son las más perjudicadas con el 70% de sus establecimientos vacíos. A ello hay que sumar las consecuencias del mal estado del alcantarillado, visibles el pasado junio cuando las inundaciones obligaron a tres negocios a cerrar. “Las ratas caminaban como si fuesen una persona más” El punto en el que se cruzan la calle Pelaio con la Cervantes tiene un muro maltrecho, agujereado y, para no variar, infestado por la maleza. Hace años que da problemas a los negocios colindantes y a los residentes por el ecosistema que trae consigo. En una ocasión, tuvieron que solicitar que tapasen con cemento uno de los huecos de la estructura para cerrar la puerta a las ratas. El espacio lleva años olvidado por el Concello, dando problemas higiénicos y estéticos a la calle, una de las arterias principales de la zona histórica sur. “Durante el primer año de la pandemia fue especialmente preocupante, las ratas caminaban por la calle como si fuesen una persona más”, explica una trabajadora de un negocio colindante.