Desarticulada un banda dedicada al robo de casas por todo el país que actuó en Ourense

La comercialización de joyas en negocios de compra-venta de Ourense permitió determinar que la banda había actuado en esta provincia a través de una de las células de una organización criminal cuyo lema era 'dedicación exclusiva y pensión completa', tal como explicó ayer el coronel de la Guardia Civil Justo Chamorro. Y ello en alusión a que los miembros del clan residían en Pobla de Vallbona (Valencia) o pueblos de los alrededores se iban cuatro o cinco días a otras provincias y regresaban a casa para descansar, hasta el siguiente golpe.
Agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil detuvieron a 24 personas, miembros de una organización estructurada dedicada al robo con fuerza y violencia en viviendas de toda España, y en 14 registros en domicilios y locales se incautaron de nueve lingotes de oro artesanales con un peso de 4,5 kilos, joyas, 200 relojes de marca, dinero, ocho vehículos de alta gama y otros efectos por un valor aproximado de un millón de euros.

La operación ha permitido aclarar 90 robos pero, según los investigadores, se calcula que la organización puede ser autora de al menos 200, todos ellos perpetrados en viviendas de Cantabria, Madrid, Barcelona, Tarragona, Castellón, Valencia, Alicante, Murcia, Córdoba y Ourense.

El cabecilla, de nacionalidad macedonia pero residía en Pobla de Vallbona y anteriormente lo había hecho en la localidad cántabra de Colindres, tenía la cobertura legal de un restaurante y un lavacoches, que no estaban a su nombre. Así, como 'no tenía medio de vida' aparentemente, y a pesar de que se estaba construyendo un chalé en Valencia y poseía dos coches de alta gama, recibía ayuda familiar y sus hijos, becas de estudios. Actualmente, está preso en el Penal del Dueso, en Santoña.

La organización estaba estructurada en células de cuatro o cinco personas que cometían entre tres y cinco atracos en una misma tarde. Su 'modus operandi' era polivalente, utilizando distintas técnicas según su conveniencia, pero siempre con extremadas medidas de seguridad para evitar ser detectados. De hecho, siempre utilizaban coches de gran cilindrada para salir huyendo con el botín y que no se les pudiera perseguir.

Así, robaban por las tardes tanto en viviendas unifamiliares como en pisos que habían localizado por la mañana. Uno de ellos se quedaba en el coche a vigilar y el resto entraban en el domicilio bien a través de la puerta o la ventana por el método del 'escalo' (en el caso de chalés) o fracturando el bombín de la cerradura, en los pisos. Trataban de evitar los domicilios habitados, pero cuando se encontraban con sus moradores no dudaban en emplear la violencia, como así sucedió en tres robos en Cantabria, Castellón y Valencia.

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