Las galerías privadas de arte permanecen en Ourense para poder ofrecer a la ciudadanía una oferta de las vanguardias del arte contemporáneo y para ofrecerle a los artistas un espacio donde poder mostrar sus obras.

Ellos trabajan 'por amor al arte'

Manuel Márquez regenta la galería del mismo nombre. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Las historias son parecidas y, en este caso más que en ningún otro, sus propietarios trabajan 'por amor al arte'.
En Ourense son cuatro los rostros que se esconden tras los cuadros y esculturas que día tras día albergan las paredes de las galerías de arte regentadas por particulares. Sus nombres son Manuel Márquez, Marisa Marimón, Mari Carmen Vidal y Beatriz Vázquez y, cada uno desde su particular guarida, ayudan de manera activa a que la cultura en Ourense nunca deje de tener su propio espacio. Los dos primeros galeristas las personalizan con su nombre, mientras que las dos segundas conducen desde hace años las galerías Visol y Volter, respectivamente. Tanto estas dos últimas como Marisa Marimón remontan su apertura a la década de los 90 y por eso hoy su presencia está más que consolidada. El espacio de Manuel Márquez es más joven, a punto de cumplir los tres años de actividad. En todo este tiempo, han decidido vivir de aquello que más les apasiona.

A estas alturas, cuando la omnipresencia de la crisis económica es una realidad pura y dura, cuando los índices de desempleo en España preocupan a todos los colores políticos y sociales y cuando se mide hasta el diámetro de cada céntimo que se gasta, las galerías de arte mantienen la filosofía con la que empezaron: 'el amor al arte', sí, pero también a los artistas, sobre todo a aquellos que comienzan a desplegar sus alas creativas.

Desde la rúa Xaquín Lorenzo, con el parque de San Lázaro frente a ella, Volter sabe lo que es estar abierta y sabe lo que es estar cerrada. Florencio Álvarez fue su fundador y con él trabajaba parte de su familia. Entre sus compañeros se encontraba Beatriz Vázquez que con cariño ayudaba a su tío en la gestión y mantenimiento del espacio artístico hasta que cerró. En el año 2003 la idea que llevaba tiempo rondando su cabeza se tornó decisión y la galería Volter volvió a abrir. 'Es algo que merece la pena intentar', confiesa Vázquez. Para ella es una aventura, aunque su vida profesional discurra por otro sentido, en la que se ha envuelto por 'pasión, investigación... mil razones'. Su mejor conclusión, el trato con los artistas. 'Todos me han enseñado muchas cosas', afirma Beatriz Vázquez.

Desde Santo Domingo y la calle Alejandro Outeiriño, las historias de Mari Carmen Vidal y Marisa Marimón son similares de raíz. Ambas habían pensado mucho sobre la posibilidad de abrir una galería de arte, pero tuvieron que esperar a que la vida se lo permitiese. Vidal, de la galería Visol, lo veía como un 'sueño' y Marimón pudo hacerlo real cuando sus hijos fueron mayores. Ambas admiten que, por supuesto, es necesario vender para poder mantener su espacio abierto, pero que ese no es el fin de una galería. Su labor es de fomento de la cultura, de 'oferta de diversidad cultural' para la propietaria de Visol y de 'trampolín de artistas' jóvenes para Marisa Marimón.

El más reciente ejemplo de galeristas en Ourense, Manuel Márquez, abrió su espacio en Doctor Marañón con la idea de 'aprovechas las características especiales del mercado cultural'. Licenciado en Historia del Arte, su galería no es sólo lugar de exposición y venta, sino que ha apostado por la 'reinvención del negocio' labrando una faceta más didáctica con conferencias y tasaciones.


UN ARTE 'MÁS FRESCO'

El arte es un 'horizonte amplísimo' que debe 'sentirse', aunque el espectador no sea un experto. La que antecede es la opinión de Mari Carmen Vidal que vive su galería como 'una forma de aproximar' la cultura a la ciudadanía, aunque entienda que 'no es algo de primera necesidad', en el sentido vital de la necesidad.

Acotando las líneas a seguir, cada galería posee su propio estilo y 'características', tal como afirma Marisa Marimón. Por ese estilo apuesta y trata de desarrollarlo y apoyarlo, pero a grandes rasgos las cuatro presentes en la ciudad apuestan por un fomento de las nuevas tendencias. Manuel Márquez llama a las piezas que se exhiben en ellas 'mercado primario'; es decir, 'obras que todavía no han salido al mercado'. Es esta característica la que los convierte en expositores de 'un tipo de arte más fresco'. Su lucha, sin embargo, es la de conseguir que las galerías de arte dejen de verse como un 'sanctasanctórum' y desaparezca el temor a entrar a ellas.

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