El Corte Inglés agiliza la tramitación de su centro comercial en Ourense. La empresa presentará en cuestión de días -posiblemente, la próxima semana- su proyecto para solicitar en el Concello la licencia municipal de obra y actividad. La importancia de la obtención lo antes posible de este permiso no sólo estriba en el comienzo de las obras sino que es vital para salvaguardar el proyecto ante una posible anulación definitiva del Plan Xeral de Urbanismo por parte del Tribunal Supremo, donde hoy precisamente se reunirá la Sala de lo contencioso administrativo para la votación y fallo de uno de los recursos presentados contra la primera sentencia que revocaba el guión urbanístico de la ciudad, aprobado en 2003.
Inicialmente, la empresa preveía presentar el proyecto a finales de este mes, si bien en los últimos días ha agilizado las cosas ante una eventual sentencia que devuelva el urbanismo al Plan de 1986 y que, por lo tanto, no recoja su proyecto para la ciudad. Así, los técnicos que están diseñando el edificio han mantenido reuniones con los técnicos municipales para pulir cuestiones técnicas. La última, y quizás la definitiva antes de la entrega del documento, en la mañana de ayer. La concejala de Urbanismo, Áurea Soto, prefiere no avanzar nada del proyecto más allá de asegurar que 'desde el Concello siempre hemos intentado facilitar las cosas en este tema, como en otros, pero (la concesión de la licencia) siempre con informes favorables'.
El centro comercial de El Corte Inglés en la Finca Santamarina -un Hipercor al que la Xunta ha autorizado una superficie comercial de 28.428 metros cuadrados- es el buque insignia del desarrollo urbanístico de esta zona de la ciudad, hasta el punto de que Flager -propietario mayoritario del resto de la superficie de la finca- ha supeditado su solicitud de licencia al inicio de la urbanización. Aunque el proyecto está rodeado de cierto hermetismo, fuentes próximas hablan de un edificio 'espectacular', más cerca de los diseños más vanguardistas de la empresa que de la estética más tradicional de la misma. Y es que precisamente la calidad de la estética del edificio ha sido una de las insistencias que se ha hecho desde el Concello a los técnicos que trabajan en la redacción del proyecto.
Al margen del tirón urbanístico que Hipercor puede tener en el desarrollo de Mariñamansa, al igual que sucede en A Farixa con Eroski, el centro comercial se perfila como un generador de puestos de trabajo -más allá de las repercusiones que pueda tener en el comercio local-, ya que las previsiones que la propia empresa hacía en el documento que entregó en la Xunta para obtener la licencia comercial eran de 800 empleos estables. La empresa también resaltaba que contribuiría a retener 'fugas' en las compras por valor de seis millones de euros, según sus propios cálculos.
El centro comercial de El Corte Inglés en la Finca Santamarina -un Hipercor al que la Xunta ha autorizado una superficie comercial de 28.428 metros cuadrados- es el buque insignia del desarrollo urbanístico de esta zona de la ciudad, hasta el punto de que Flager -propietario mayoritario del resto de la superficie de la finca- ha supeditado su solicitud de licencia al inicio de la urbanización. Aunque el proyecto está rodeado de cierto hermetismo, fuentes próximas hablan de un edificio 'espectacular', más cerca de los diseños más vanguardistas de la empresa que de la estética más tradicional de la misma. Y es que precisamente la calidad de la estética del edificio ha sido una de las insistencias que se ha hecho desde el Concello a los técnicos que trabajan en la redacción del proyecto.
Al margen del tirón urbanístico que Hipercor puede tener en el desarrollo de Mariñamansa, al igual que sucede en A Farixa con Eroski, el centro comercial se perfila como un generador de puestos de trabajo -más allá de las repercusiones que pueda tener en el comercio local-, ya que las previsiones que la propia empresa hacía en el documento que entregó en la Xunta para obtener la licencia comercial eran de 800 empleos estables. La empresa también resaltaba que contribuiría a retener 'fugas' en las compras por valor de seis millones de euros, según sus propios cálculos.
