Ocho meses de prisión y una multa de 60 euros es la condena que el Juzgado Penal 2 impuso a Manuel Alejandro V.M. por tráfico de drogas que no causan grave daño a la salud. El inculpado fue sorprendido por la Policía Nacional cuando estaba dentro de un coche que conducía su pareja. Bajo el asiento del copiloto había una bolsa con tabaco de liar con cinco envoltorios que contenían 2,6 gramos de cannabis. En la guantera tenía una cajita metálica con 12,3 gramos de resina de cannabis. La droga, según la jueza, estaba destinada a la venta.
Pese a que el acusado lo negó, ya que dijo que era para su consumo, la sentencia pondera declaración de los policías que practicaron la intervención. Manifestaron que cuando le dieron el alto al vehículo y encontraron los envoltorios, Manuel Alejandro les manifestó espontáneamente que se trataba de sustancia destinada a la venta porque “de algo tenía que vivir”. La pareja del inculpado niega esas declaraciones pero la jueza otorga mayor credibilidad a los policías y “la imparcialidad que, en principio, se presupone a los agentes”.
Pero la condena no considera prueba de cargo la supuesta “autoinculpación” por si sola, tal como determina la jurisprudencia. La togada tiene en cuenta que la marihuana y el cannabis aprehendido estaban en lugares separados y la droga estaba dividida en varios envoltorios. Además, llevaba 30 euros fraccionados en billetes de cinco en una bolsa de plástico.
