Los 'centauros' no descansan. Patrullan cada noche la ciudad para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Este periódico patrulló el casco urbano con ellos durante la madrugada del domingo, 4 Así son.

De inspección con los centinelas

Prevenir el delito o perseguirlo. Con ese objetivo patrullan cada noche por la ciudad los 'centauros', el grupo de élite de la Comisaría provincial. 'Nuestra misión es dar la máxima seguridad a los ciudadanos', afirma el subinspector Miguel Marín.
Tienen uniforme y hasta escudo propio y La Región salió a patrullar con ellos durante la madrugada del domingo 4. 'Además de la vigilancia, realizamos muchos servicios humanitarios', añade Marín.

La tarea comenzó a medianoche, con la distribución de funciones. 'Esto se hace todas las noches para, en caso de tener que intervenir, que cada agente sepa lo que debe hacer y el lugar dónde debe colocarse', apunta el subinspector.

Durante el reparto de funciones, el jefe del grupo alerta a los agentes de que la noche anterior había sido atracado un joven, al que llegaron a 'pinchar' con una navaja. Antes de partir, el paso es saludar y coordinarse con el agente que está al mando de la sala de control, donde se centralizan y graban todas las llamadas, se identifican personas para cerciorarse de que no están siendo buscadas por cometer un delito e incluso desde donde se pide apoyo, en caso de necesario, a la Policía Local. 'Tenemos un enlace directo con ellos por si interceptamos a un conductor y hay que hacerle la prueba de alcoholemia', explica el agente.

La madrugada del domingo se presentaba tranquila y los 'centauros', ya a golpe de las 00.30 horas, se dirigían al Puente del Milenio para efectuar un control de tráfico y comprobar qué conductores entraban en la ciudad y si portavban armas o drogas. Tras señalizar el control, uno de los agentes paró el tráfico y comenzó a 'filtrar' conductores mientras otro policía, arma en mano, le protegía y respaldaba.

Los automovilistas que levantaban sospechas eran obligados a bajar de sus coches e identificarse para, acto seguido, ser cacheados. Mientras, cuatro agentes, linterna en mano, revisaban todo el interior de los vehículos. El control pronto dio frutos, dado que los agentes intervinieron a un joven una barra de hierro y detuvieron a otro de origen rumano al estar reclamado por un juzgado de Madrid por diversos delitos contra la propiedad.

Durante uno de los cacheos, comprobaron que un conductor, de unos 30 años, llevaba 4.000 euros en el bolsillo y, además, el hombre se mostraba alterado y nervioso. La cantidad de dinero y la situación resultó sospechosa y optaron por hacer una revisión a fondo del automóvil, sin lograr encontrar ningún objeto que le implicase en algún delito. 'Este tipo de controles solemos hacerlos a diario en la avenida de Zamora, calle Concejo, Expourense y estación de San Francisco. Siempre encontramos algo y nos da una idea de lo que está entrando en la ciudad', explica Miguel Marín.

El control finalizó cerca de las tres de la madrugada, justo cuando los bares y calles de la 'movida' ourensana estaban en plena diversión. Porque ese era el siguiente objetivo: los 'centauros' desplazaron la vigilancia hacia la plazas de O Trigo y Correxidor pero a la altura del Pazo de Xustiza interceptaron a un conductor circulando por dirección prohibida en la calle Progreso.

Una patrulla alertó a la Policía Local, que acudió de inmediato para realizar la prueba de alcoholemia, pero dio negativo. El hombre aseguró que se había despistado en el Xardín do Posío. Al final, una noche tranquila: un par de detenidos por peleas y una decena de identificados.

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