El obispo de Ourense ordenó ayer en el seminario Mayor a un nuevo sacerdote y a dos diáconos, algo ciertamente peculiar en un momento en el que 275 curas cubren las necesidades de las 735 parroquias de la Diócesis.

Una jornada para la vocación

Joven, 26 años, natural de Ourense, estudios durante seis años de asignaturas como filosofía, antropología, lógica o metafísica.
Le gusta el fútbol, estar con sus amigos, ayudar a los demás y la historia. Aunque con este perfil podrían identificarse muchos jóvenes ourensanos, en este caso se corresponde con el de David Justo Rodríguez, que ayer fue ordenado sacerdote por el obispo de Ourense, Leonardo Lemos. El acto tuvo lugar en la iglesia del Seminario Mayor de Ourense, y se trata del primero de estas características que realiza Leonardo Lemos desde su llegada a la Diócesis; pero es también un acto que no se repite a menudo por la falta de vocaciones.

En realidad, el proceso hacia el sacerdocio se inicia en el Seminario Menor, y durante el curso de segundo de bachillerato, los jóvenes descubren si su camino en la vida es la entrega a la Iglesia. Pero, como para todo en la vida, hace falta un empujón. Y en el caso de pensar en ser sacerdote, esa ayuda llega de 'la gracia del Espíritu Santo' o de la 'llamada del Señor', según confirmaron los nuevos diáconos de la Diócesis, también ordenados ayer, Alejandro Delgado y Juan Fernando Sánchez. Los diáconos son clérigos que reciben este cargo el año anterior a ser ordenados curas. Durante 12 meses realizan prácticas pastorales y celebraciones de la palabra en distintas parroquias.


UN CURA, VARIAS PARROQUIAS

Pese a las tres ordenaciones de ayer, en la Diócesis de Ourense hay déficit de curas, puesto que cada año se jubilan más de los que llegan a ordenarse. El rector del Seminario Mayor, Ángel Feijóo, así lo confirmó: 'Necesitaríamos más sacerdotes'. La Diócesis aglutina a un total de 735 parroquias, mientras el número de sacerdotes en activo se reduce a 275. Otros 60 ya están jubilados.

Sin embargo, la centralización de servicios en algunas localidades o las facilidades de comunicación permiten que 'el sacerdote atienda a un mayor número de parroquias, cuatro o cinco, aunque es cierto que en muchas de ellas ya quedan muy pocos feligreses', matizó. Por otra parte, Feijóo aseguró que 'a día de hoy ya no es posible tener un sacerdote en cada parroquia'. También destacó la importante labor que realizan en muchas de ellas los grupos de laicos o los misioneros.

Así la situación, la ordenación es para los miembros del Seminario 'la celebración por excelencia'. Un acto que se vive con especial emoción e intensidad entre los clérigos. Representa 'el culmen a todos los años de formación y da cuenta de un inmenso ejercicio de responsabilidad y madurez', según Ángel Feijóo.

Llegar a ser sacerdote es para el nuevo diácono Juan Fernando Sánchez, natural de Muíños, 'la entrega a Dios, el final feliz de un camino y la dedicación de nuestra vida a los demás'. En estos momentos, se encuentra con muchas ganas y afirma que 'no es una profesión, sino una vocación para toda la vida'.

Sin embargo, la historia particular de Alejandro Delgado se aleja de la del típico joven seminarista. Delgado es licenciado en Historia del Arte, y tras trabajar como bibliotecario, ya en edad adulta descubrió su verdadera vocación, la de convertirse en sacerdote. Para Delgado, su nueva actividad 'no es nada excepcional' porque lo que más le apasiona es la oración.

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