TRADICIÓN

Juan María, el último molinero

El tradicional oficio de moler el trigo el maíz en molino de agua se está perdiendo. En Maceda, todavía queda un pequeño molino, propiedad de un vecino, en el que todavía muele el grano con la fuerza del agua. 

Desde hace siglos, en Galicia se molió el grano gracias a la fuerza del agua. Esa tradicional manera de fabricar la harina de trigo o de maíz, era un oficio que se transmitía de padres a hijos y los "muíños" eran, y son, auténticas obras de ingeniería. Actualmente, el tradicional oficio de moler trigo y maíz en un molino de agua está a punto de desaparecer debido a la incorporación de la maquinaria eléctrica.

Pero en el concello de Maceda todavía queda ese pequeño vestigio del pasado. Juan María Rey Quiroga tiene 86 años y conserva intacto y en funcionamiento uno de esos tradicionales "muíños" empujado por las aguas del río Arnoia: "Dende que tiña tres aniños, viñamos eu e mais os meus irmáns aquí co meu avó a moer o gran" y todavía sigue conservando esa tradición. A pesar de ser el dueño de otros cinco molinos en la zona, "este é o único que funciona, o resto están todos derruidos", relata.

Pero Juan María no se dedicó toda la vida a moler el grano de manera tradicional: "No ano 1947 marchei ao País Vasco, alí casei coa miña muller e tiven sete fillos. Volvín para Maceda hai 30 anos", explica. En todo ese tiempo que estuvo viviendo en el País Vasco, Juan María tuvo la oportunidad de crear una empresa de transportes "que aínda existe, pero a leva o meu xenro" y sus hijos viven en Andalucía, Galicia y Euskadi: "Teño ata biznetos" cuenta con orgullo.

Cuando volvió a Galicia, tras retirarse de la dirección de la empresa de transportes, lo primero que hizo fue reformar el molino para continuar con la tradición de su abuelo: "Reformei o rodicio, fixemos a presa para que baixase a auga e limpamos os canos para que caese ben forte a auga e movese ben as pás". Juan recuerda cómo hace años "moíase moitísimo gran" y cuenta que se recogía y luego se vendía en diferentes lugares de la provincia: "Chegábamos ata Ourense". Actualmente, ya no muele tanto grano pero sigue vendiendo a alguna que otra panadería ourensana, además de las de la zona de Maceda.

La enorme vitalidad de Juan María y su tremenda fuerza son envidiables. A sus 86 años es capaz de descargar sacos de maíz y trigo de 40 kilogramos de su furgoneta y bajarlos hasta el interior del molino. Pero él no lo ve como un trabajo: "Para min isto é pura diversión, encántame baixar aquí a moer o gran, e ademais é rentable".

En cuanto a la cantidad de grano que puede moler en un año, Juan María no supo dar una cifra clara: "En novembro e decembro é cando máis se moe e en verán menos, porque baixa pouca auga do río e con pouca forza e non move a maquinaria". Pero en términos aproximados, Juan cifra en 15 sacos al mes entre maíz y trigo. Y de toda esa harina obtenida, la vende por encargo en bolsas de 10 ó 15 kilogramos.

Entorno envidiable

Pero el oficio tradicional de moler el grano, gracias a la energía mecánica, no es lo único que impresiona del molino. El lugar donde se encuentra es un paraje natural impresionante, en el que confluyen en perfecta armonía la mano del hombre con la naturaleza. Los árboles ocultan la infraestructura y el silencio solo lo interrumpe el agua que fluye sobre la desbordante presa. Pero, además de eso, frente a esa maravilla hidráulica, Juan María cuida cada tarde de sus animales. Una pequeña granja en la que hay todo tipo de aves de corral. Gallinas, pollos y gallos son los más numerosos, pero ellos comparten habitáculo con una familia de patos que nadan contentos en un pequeño estanque que el propio Juan María creó. Aunque la sorpresa está al fondo, con un poni y su cría que pastan alegremente por un campo: "Eu veño aquí cada tarde para apañar os ovos, darlles de comer aos animais, moer gran e así o tempo pasa voando" , cuenta con su alegría y vitalidad Juan María Rey Quiroga a sus 86 años.

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