crónica

La ciudad, en miniatura

Jota posa con su última creación, el Puente del Milenio, todavía sin terminar, y otros enclaves de la ciudad.
photo_camera Jota posa con su última creación, el Puente del Milenio, todavía sin terminar, y otras miniaturas finalizadas (JOSÉ PAZ).
El Puente del Milenio es la última creación de Ramón Joaquín González, "Jota". Jubilado y apasionado por las maquetas, el ourensano es todo un "manitas" y su jardín da cuenta de ello. "Fágoas para min, para pasar o tempo".

Ramón Joaquín González, "Jota", no es arquitecto, pero podría serlo. El gusto por las maquetas surgió de pequeño, gracias a un escultor sordomudo. "Tiña o obradoiro entre a rúa Estrela e a rúa Lúa, e como tiña a porta de cristal, podíase ver dende fóra. Todo o que facía era de xeso e facíao tan ben...  Gustábame moito velo traballar", explica Jota. La vida siguió su curso y Jota trabajó como policía local, pero el gusto siguió cultivándolo de forma autodidacta.

Hoy, a sus 73 años, su jardín parece un pequeño museo. "¡Ya no queda casi sitio para las plantas!", bromea Ana, una de sus hijas. Al Puente Romano y a As Burgas –que ya fueron retratadas en las páginas de La Región– se le sumó recientemente el Puente del Milenio, una maqueta de 6,30 metros que no fue nada fácil mover de la bodega de casa –su taller–. "Tivemos que utilizar unha grúa e seis persoas axudando, pensamos que se dobraba e rompía en cachos", explica Jota. Ahora quedan los últimos detalles, cubrir el firme, hacer las carreteras que pasan por debajo... "Pero xa estou empezando coa Ponte Nova", reconoce. Su modus operandi es analógico: cada vez que tiene una duda, prefiere ver la construcción con sus propios ojos que a través de fotos. "Fun moitísimas veces ao Milenio para velo ben. Debaixo do firme, as bases, non están pegadas á ponte, teñen uns soportes, e tamén llos quixen facer ao meu", explica. Sus hijas aseguran que es muy perfeccionista, y Jota asiente. "Cando fixen As Burgas fun alí cunha cinta métrica grande, estendina diante, e púxenme a contar pedras... A xente debía pensar que estaba tolo", recuerda. 

Pero lejos de locuras, lo que asoma es una pasión. "Ás veces estou na cama e ocórreseme como acabar a maqueta. Hai días que traballo moito, outros que non sei como seguir e sento a pensar... Depende", asegura. Mientras trabaja, no piensa en nada. "Non son un profesional, eu esto fágoo para min, para pasar o tempo", dice. "Tiene un don", responden sus hijas.


"Cando era policía facía o debuxo dos atestados tal cal foran, de cabeza"


Durante sus años como policía, Jota era conocido por sus dibujos de los atestados. "Facía o debuxo do accidente tal cal fora, de cabeza", explica. 

En aquellos años participó en varios concursos de albañinería realizados en la Alameda de la ciudad, pero le queda la "espinita" del primer premio. "A última vez que o organizaron non puiden ir porque tiña actuación de baile –formaba parte de un grupo de danza–, pero o que ía ir comigo gañou... Moita rabia me deu cando mo dixo", cuenta. El baile lo dejó tiempo después, pero asegura que también disfrutó mucho de esa afición: "Viaxamos moito, dunha vez estiveramos un mes en Montecarlo, actuando alí". "Hizo de todo", dicen sus hijas.

Te puede interesar