SANIDAD

Coronavirus en Ourense | La metamorfosis de la sanidad

El centro de salud de A Cuña, ayer, sin el habitual trasiego de hace un mes (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera El centro de salud de A Cuña, ayer, sin el habitual trasiego de hace un mes (XESÚS FARIÑAS).
Ya casi no hay accidentes de tráfico, se reducen las fracturas y traumatismos; las urgencias banales desaparecen, los centros de salud viven colgados al teléfono y las malas noticias ya no se pueden dar a la cara. La sanidad da un vuelco tras un mes frenético

Era 24 de febrero. Los primeros casos de coronavirus llegaban a la Pensínsula Ibérica, Madrid y la Comunidad Valenciana. "Nosotros ya le veíamos orejas al lobo, tuvimos un margen de dos o tres semanas y eso nos ayudó a organizarnos mejor", relata Ricardo Fernández, jefe de Enfermedades Infecciosas del área sanitaria. La vida les ha cambiado. A ellos y a todos. El primer caso de Covid-19 aterrizaba en Galicia dos semanas después, un 4 de marzo. Cuatro días más tarde, en plena celebración del 8-M, Ourense confirmaba su primer positivo. Desde entonces, cambió por completo la forma de trabajar y de atender a la población. 

"Hoxe un centro de saúde non o recoñeces", asegura José Luis López- Álvarez Muíño, jefe de servicio del centro de salud de A Cuña. Allí, la planta baja se ha adecuado solo para sospechosos de Covid-19, las salas de espera lucen vacías. "Baixou a atención presencial un 95%", explica. 

En Urgencias, la demanda de lo que se denomina "patología banal" se ha desplomado. "Si antes teníamos 250 pacientes al día, ahora rondan los 100, el pico en 24 horas fue de 113 atenciones", explica Francisco Aramburu, jefe del servicio. 

En medio de los servicios más visibles, emergen el papel de profesionales que en ocasiones no disponen de visibilidad, como el personal de Radiología o de Trabajo Social, que han redoblado esfuerzos para  un óptimo diagnóstico de los pacientes, por un lado, y para garantizar la correcta atención de los colectivos vulnerables.

Las urgencias se desploman

El primer día de marzo, domingo, los puntos de atención continuada (PAC) de la provincia atendían a 961 pacientes. Este último 12 de abril tan solo pasaron 402. Son unas cifras que dan buena cuenta del cambio de paradigma en la sanidad. En Urgencias crearon un doble circuito para separar a la llegada a pacientes sospechosos de Covid del resto. "Se ha tenido que reaprovechar y reordenar espacios, le dimos una vuelta radical", explica. El confinamiento les permitió hacerlo más llevadero, "pese a las tensiones iniciales, sobre todo por los medios de protección".  "Nadie está preparado para una catástrofe biológica así", confiesa. 

Ahora que se ha vuelto a la actividad en más sectores profesionales, perciben un repunte de atenciones: "Ya hemos vuelto a atender accidentes laborales en tres días, después de un mes sin ninguna,  y esperamos llegar ahora a los 150 pacientes diarios, cuando el máximo las últimas cuatro semanas fue de 113". 

En cuanto a pacientes Covid o sospechosos, separados al entrar del resto, llegaron a atender a 45 en un día, pero este martes pasado la cifra ya fue de 25. "Tocamos madera y, desde mi punto de vista, creo que sería bueno extender a mayo el confinamiento para asentar la curva", dice Aramburu.

El descenso de las urgencias ha sido la primera gran consecuencia de un Covid-19 que llegó para cambiarlo todo.  En el servicio han tenido "suerte", apunta Aramburu, al solo tener un facultativo en cuarentena, lo que permite aliviar a un personal no exento de presión y estrés.

En cuanto al bajón de demanda, Aramburu explica que "siempre hablamos de que Urgencias atiende un 25% o 30% de patología banal, que ahora ha desaparecido". Esto, indirectamente, ha ayuda a pacientes no Covid que llegan con problemas: "Lo que tardaba una hora, se atiende ahora en 20 minutos".

“No hemos tenido ni  una fractura vertebral"

 En Neurocirugía ya casi no ven traumatismos craneoencefálicos, habitualmente provocados por caídas o accidentes de tráfico. Tampoco ven fracturas de columna, asociadas a accidentes laborales: "Llevamos un mes sin operar una fractura vertebral", dice Ana Pastor, jefa de Neurocirugía. 

Las operaciones programadas que no eran urgentes se han postergado en todos los servicios. En Neurocirugía tenían antes de que todo esto llegar, 22 quirófanos, ahora conservan 6, de los que 4 son para cirugías programadas. "De operar cinco días a la semana, ahora operamos uno o dos". También se operan fracturas de cadera o muñeca, atribuidas a la caída de personas mayores en su casa, "aunque han caído, porque en Traumatología había cuatro quirófanos diarios, ahora hay uno". Ella coincide con otros compañeros en ese plus que otorgó que el virus llegara casi tres semanas más tarde que a Madrid, lo que les permitió blindarse: "Cuando llegó había protocolos hechos, circuitos... Jugamos con ventaja. Pudimos operar lo que teníamos que operar". 

La dificultad de enfrentarse al virus

Casi todos los días operan pacientes con Covid-19. "Tienes que llevar bata impermeable, tres pares de guantes, cubrimos los zapatos con unas calzas hasta las rodillas, gafas, llevar una mascarilla FP2, una mascarilla quirúrgica y una pantalla. Yo llevo mis gafas normales, más otras gafas por encima, más una pantalla. Se hace difícil, por el vaho, se empañan y cuesta ver". Incluso tienen que llevar en el uniforme escrito sus nombres "para saber quiénes somos, porque ahí no ves la cara de nadie".  Ya no hacen presencial: "Tenemos consultas nominales, pacientes siempre con el mismo médico. Ahora cada uno llama a los suyos hablamos con ellos..."

Lo más duro: "Damos noticias terribles por teléfono, es tremendo"

Aunque el trabajo haya caído, la presión es mayor. Y el estrés. Lo más duro, confiesa Pastor, es la soledad de los ingresados por la restricción de visitas. "A los familiares hay que informarlos por teléfono, y, a veces, tienes que dar noticias terribles. Es tremendo informar de un paciente grave así, sin ver la cara ni saber con quién estás hablando... Esto ha cambiado totalmente el enfoque de la medicina". Frente a la presión y la tristeza, emerge aumento del compañerismo: "Ha crecido la amabilidad y comprensión".

Ourense 15/4/20
Vistas genericas y accesos CHUO

Fotos Martiño Pinal

De un ala a tres plantas en tan solo un mes

Uno de los servicios que más ha tenido que adaptarse es el de Medicina Interna, volcado con los pacientes Covid-19, y especialmente la unidad de Enfermedades Infecciosas.  "Con Italia ya le vimos las orejas al lobo, y como tuvimos la experiencia de Madrid, tuvimos un margen de dos o tres semanas para prepararnos a conciencia", relata Ricardo Fernández, jefe de Enfermedades Infecciosas. Al principio era el ala norte de la sexta planta para pacientes Covid. Un mes después, ocupan las plantas sexta y segunda, quedando la quinta para sospechosos. "En Madrid fue más explosiva, aunque aquí ahora hay muchos casos, que nos preocupa, en las residencias sociosanitarias", explica Fernández. En la unidad de Infecciosas, junto a Medicina Interna, se dedicaron a organizar las plantas de hospitalización de infectados, que atienden junto a los compañeros de Neumología, y creando equipos con Enfermería: "Lo que nos gratifica es la templanza ante esta situación".  

“Nos ha cambiado la vida"

En Enfermedades Infecciosas estaban habituados a tener 20 pacientes ingresados y consultas de VIH y otras infecciones: "Y esto nos ha cambiado la vida". Fernández, en todo caso, explica: "No abandonamos a nuestros pacientes de siempre. Hablamos con los pacientes VIH y si todo está normal los emplazamos para más adelante; a otros, los llamamos y les pedimos que vengan para controlarlos". 

En los centros de salud, la vida ha cambiado este mes "ao 100%". Lo acredita José Luis López-Álvarez Muiño desde A Cuña. "O centro está totalmente transformado, a entrada, que era pediatría, agora é só para entender posibles pacientes Covid-19. Cada vez que entra algún sospeitoso, hai que limpar a fondo e inutilizala unha hora", relata. 

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El silencio de los centros de salud

El 95% de consultas  ha pasado a ser telefónica. "A xente entende moi ben que non hai que vir. Só é presencial se non hai máis remedio, e incluso se lles chama antes de pasar consulta presencial, por se non quixeran vir.  Cítaselles a unha hora que sabemos que non vai haber afluencia", indica. Resalta que los profesionales están demostrando un nivel de compromiso máximo: "Non faltou ningún, ninguén colleu unha baixa, estou asombrado moi positivamente". Por último, explica que a todos tienes un listado con sus pacientes Covid con los que están en seguimiento "permanente", sin dejar de atender a otros pacientes 

Radiología redobla esfuerzos

Otra pata importante está en la sección de Radiología. El papel en el seguimiento de pacientes Covid-19 o el diagnóstico de los sospechoso es fundamental. "Ha supuesto un cambio en nuestra actividad diaria y en la organización asistencial", explica Purificación Pardo, jefa de Radiodiagnóstico. Elaboraron un plan de contingencia, tomando medidas para hacer exploraciones "con la máxima seguridad, creando circuitos y delimitando máquinas y salas sucias y limpias". Siguen con actividad diaria como estudios de vías rápidas (para pacientes con sospecha de tumor), pacientes oncológicos en tratamiento activo y pacientes ingresados y urgencias no Covid . 

En cuanto a la atención a pacientes con coronavirus o sospechosos, procedentes de Urgencias o ingresados, utilizan dos técnicas fundamentales, la radiografía de tórax y la tomografía computarizada. La primera se realiza con equipos portátiles, cuyo uso se ha multiplicado "de forma exponencial para evitar que los pacientes se desplacen". Para ello, está siendo "crucial" el trabajo de los técnicos de radiodiagnóstico, que son los que realizan el estudio. Posteriormente el radiólogo informa todos los estudios de tórax, un informe: "Fundamental para la toma de decisiones. Si decimos que el paciente tiene neumonía el paciente se ingresa, si no tiene, es posible que se vaya a su casa". La tomografía computarizada se realiza para el diagnóstico de evolución de la enfermedad y evaluación de posibles complicaciones. 

Desde el personal de limpieza a los radiólogos, pasando por los técnicos de radiodiagnóstico, celadores, personal administrativo, auxiliares de enfermería y personal de enfermería: "Todos ellos están haciendo que esto funcione".

OURENSE 12/02/2020.- Salidas del colegio Salesianos. José Paz

La invisibilidad de la lucha por los más débiles

Es un trabajo en la sombra pero que está permitiendo la "pax social". "Somos invisibles, a xente ve que saen as cousas, pero non saben de onde.  Sempre se di que a enfermidade afecta por igual as persoas. Pero non nos colle da mesma maneira, segundo a vulnerabilidade, As condutas de violencia ou a soidade estanse acentuando, o confinamento é o caldo de cultivo perfecto para iso", afirma Celsa Perdiz, jefa del servicio de Traballo Social. 

"Pomos o foco na xente vulnerable, anciáns, mulleres vítimas de violencia de xénero, persoas migrantes...", añade. 

La situación es grave, "as persoas vulnerables están sufrindo máis violencia e teñen máis necesidades sociais", apunta.  Su labor es encargarse de que las personas reciban "o coidado máis axeitado" al salir del hospital y estar lo más cerca posible de ellos: "Estamos desbordados polas situacións de emerxencia social, xente que vive soa e está contaxiada, ou recibían coidados e agora non os poden recibir... Estamos coordinándonos con todos os servizos sociais comunitarios para garantir desde o hospital a continuación dos coidados unha vez que saen". En Atención Primaria, hacen una consulta proactiva, llamando a esas personas vulnerables para valorar sus necesidades. 

Los más vulnerables, los mayores que viven solos, "xa que por moita autonomía que teñan, se non teñen rede familiar de apoio..." Sin olvidar  a todos los demás,  "que necesitan atención de emerxencia, máis ca nunca". 

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