MAÑANA SE ELIGE NUEVO PRESIDENTE

“El Liceo aún está alejado de muchos ourensanos en el plano social"

José Carlos Martínez-Pedrayo, en el Liceo ourensano (MARTIÑO PINAL)
photo_camera José Carlos Martínez-Pedrayo, en el Liceo ourensano (MARTIÑO PINAL)

El día de mañana será un día muy especial y casi histórico para el Liceo de Ourense. Después de 36 años, los cerca de 700 socios deberán elegir nuevo presidente. 

Por primera vez desde diciembre de 1977, el nombre de José Carlos Martínez-Pedrayo no será el del candidato.Aunque seguirá siendo un liceísta de pro. "La edad está ahí, pero seguiré viniendo a la tertulia y a las actividades, y apoyaré a la nueva junta directiva a la que ofreceré mi experiencia", subraya el aún presidente. "Tengo un recuerdo de total afabilidad y ternura hacia los socios", y admite que siente "añoranza", pero añade que "el Liceo pertenece a los socios" y que "la nueva junta directiva seguirá defendiendo al Liceo como su casa y como algo que pertenece a los ourensanos".



A partir de mañana, ¿qué echará usted de menos?

En realidad, en los últimos cuatro años ya estuve dejando un poco en manos de los directivos, en distintos cargos, el devenir del Liceo. En este último mandato yo ya les indiqué que lo bueno era que lo hubiese dejado, pero pensaron que era mejor que siguiera para irse aclimatando ellos y poder consensuar una nueva directiva, que es la que ahora se presenta. Así que durante estos cuatro años, de alguna manera, ya me fui haciendo a la idea.



¿Qué buscaba en sus directivas?

Siempre intenté conciliar experiencia y una especie de continuidad en defender los valores del humanismo cristiano. Intenté siempre, en cada mandato, renovar con nuevas personas las directivas. Y fui el primero que atraje a la junta directiva a la mujer. La introduje como socia en los estatutos en el año 1982 para que pudiera intervenir en la vida de la sociedad.



¿Son buenas dos candidaturas?

Es un síntoma muy bueno. Significa que el Liceo está vivo. Creo que si no se presentaron antes era porque estaba yo y de alguna manera debían pensar que lo hacía bien.



En estas décadas, la sociedad española cambió mucho, ¿cómo lo vivió el Liceo?

Lo vivió de dos maneras diferentes: en el plano cultural y en el plano del pensamiento, donde el Liceo se adaptó al sistema democrático. Es natural que durante los 40 años de dictadura, esta entidad viviese en la sombra. A partir de la democracia, y con Fernández Rodríguez y Prada Castrillo como presidentes, el Liceo revivió y eso se sintió en los distintos modos de pensar que se introdujeron en las actividades liceísticas. Pero por otra parte, dejó de ser un referente en la vida social, porque las actividades cívicas que antes acogía se fueron exteriorizando, y las nuevas generaciones encontraron las actividades culturales fuera de las sociedades del estilo del Liceo. Aumentó en el plano cultural e intelectual, pero se perdió en el social.



¿Pensó alguna vez que el Liceo podría desaparecer?

Nunca y sigo pensando que no lo hará, al ser los socios propietarios del edificio, un BIC, el único civil en Ourense del siglo XVI. Creo que por eso siempre se perfilarán actividades y programaciones diferentes, y siempre será un lugar para el diálogo, para el ejercicio de la palabra, un lugar donde se desarrolla la amistad entre las personas y eso nunca desaparecerá.



¿Cree entonces que un espacio así es más necesario que nunca?

Creo que es necesario el hablarse, el mirarse a la cara unos a otros y de alguna manera manifestarse. Las noticias y lo que cada uno recoge durante el día no tiene trascendencia hasta que uno lo transmite a sus amigos en el Liceo, en la tertulia y lo hace realidad.



De todos estos años, ¿de qué se siente más orgulloso?

De la creación de las secciones que conforman la actividad cultural: la de literatura, con Carlos Casares y Marcos Valcárcel como directores; la de arte e historia, con Miguel Angel González; la de música, y la creación de la Coral del Liceo. Después de siglo y medio tenemos una coral propia, el liceísta es amante de la música y el canto. De eso estoy muy orgulloso.



¿Qué es lo que no ha logrado?

Crear y desarrollar la sección de tecnología y desarrollo tecnológico de internet, algo importante para poder atraer a los jóvenes.



¿Qué supusieron para el Liceo las obras de estos años?

El edificio sufrió, afortunadamente, un cambio radical. Salvo los muros que rodean el patio de las columnas, todo lo demás fue restaurado. Cabe destacar el claustro y el salón noble de la primera planta y la seguridad que supuso el cambio de los suelos, que de alguna manera, no hacerlo, podría habernos traído algún disgusto.



¿Queda alguna en el tintero?

La que creemos que es fundamental es la que nos pueda llevar a la instalación de una cocina y un restaurante para lo que estamos pendientes de obtener las nuevas dependencias, como el local donde estaba la farmacia. Esto será fundamental para el futuro del Liceo.



En todos estos años, ¿el Liceo se ha sentido apoyado por las instituciones?

Si. Tengo que agradecer el apoyo local y provincial y el de instituciones como la Universidad, el Obispado o el conservatorio y la colaboración y la relación con entidades como la asociación de micólogos, la de filatelia y numismática o como la sociedad filarmónica que mantuvieron una relación viva.



¿Y por la sociedad ourensana?

Ese es un tema muy difícil porque la sociedad anterior estaba realmente en el centro de Ourense. Cuando la ciudad se fue desarrollando en barrios y zonas determinadas, eso no tuvo su continuidad en el Liceo. Así como en el plano cultural es aceptado como una referencia, en el plano social el Liceo todavía está alejado del pensamiento de muchos ourensanos que no lo consideran un espacio adecuado. Eso es algo que tienen que tomar en cuenta para el futuro de la sociedad.



¿Qué recuerda con mayor emoción de todos estos años?

Siempre que he tenido la oportunidad de significar en algunos ourensanos la forma de ser del liceísta con la creación de los socios de honor. Ahí tuve momentos de emoción muy grandes.



¿El Liceo le ha quitado el sueño?

No, porque siempre he sentido el apoyo de los socios. n

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