CRÓNICA

Explosión de “Madamitas"

Las Madamitas giraron sobre su eje en el Parque de San Lázaro para acabar explotando ante la sorprendida mirada de los más pequeños espectadores llenando el espacio de papeles de colores.

Un torero en plena faena de banderillas; un ciclista que a punto estuvo de salvar la cabeza de la explosión final; y dos parejas de baile, de las que sobrevivió una sola de las figuras femeninas; fueron las cuatro piezas que ayer ardieron en la tradicional quema de "Madamitas" que tuvo lugar en la parte frontal de la sub- delegación del gobierno, en el parque de San Lázaro.

Con puntualidad casi británica, a las 13,00 horas de la tarde, comenzó el espectáculo, que se vio favorecido por el buen tiempo. Una tras otra, las madamitas comenzaron a girar sobre el eje que las sostiene, mientras comienzan a explotar los petardos, hasta llegar a la gran explosión final, que destroza la figura. Algo que asustó a los más pequeños que se citaron alrededor de las vallas de protección, mezclando así el ruido de la pólvora y los fuegos de colores, con sus llantos.

Previamente, un grupo de cabezones bailaba entre los espectadores animado por la música de una banda de gaitas, mientras que el parque se llenó de puestos de rosquillas y pan artesanal que recibían a sus clientes para que el día de San Lázaro se mantuviese en la memoria durante más tiempo. Todo transcurrió de forma rápida y segura. Pero por si acaso, allí estaban apostados los bomberos.

Esta es una de las partes, la laica, la teoría más extendida es que se que forman el total de la celebración de San Lázaro, en Ourense. La otra, la religiosa, tuvo lugar unas dos horas antes, con la procesión que lleva al santo desde la iglesia de Santo Domingo hasta la de los Franciscanos, y en la que participa- ron miembros de distintos grupos de la corporación municipal, con el alcalde, Jesús Vázquez, al frente. Respecto al origen de esta tradición, que con el tiempo ha cambiado algo la esencia de las figuras, remonta a la Edad Media y que se trataba de un ritual de purificación con pólvora de los apestados que acudían a la fiesta de San Lázaro.

Lo que sí es un hecho docume tado es que esta zona acogía una leprosería y tres capillas dedicadas al patrón, construidas sucesivamente desde el año 119 hasta 1895.

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