Los maestros ourensanos del vino de casa: “Xuntamos estas uvas cas nosas”

photo_camera Cada septiembre, el olor a vendimia inunda la entrada del Campo da Feira de la ciudad de Ourense. Dos fruterías venden producto foráneo (de León y Zamora, principalmente) para vino casero.
Cada septiembre, el olor a vendimia inunda la entrada del Campo da Feira de la ciudad. Dos fruterías venden producto foráneo (de León y Zamora, principalmente) para vino casero

El vino de casa no pierde adeptos y el Campo da Feira de la ciudad da buena cuenta de ello estos días. El exterior del recinto acoge cada mes de septiembre puestos de venta de uva foránea para realizar vino artesanal. Vecinos de distintos municipios se acercan para llevarse sus sacos de variedades como tempranillo, godello, garnacha, jerez o verdejo, llegadas principalmente desde León y Zamora.

Cada “maestrillo” llega con su librillo. “Eu quero garnacha para darlle un pouco de cor, que o viño da uva de Verín sáeme moi clarete”, comenta Manuel Fernández, que recuerda “de sempre” hacer su propio vino. “Nós levamos oito caixas de uvas branca, para xuntalas coas nosas. Pouco é”, señalan dos vecinos de A Peroxa. “A canto tedes o kilo de tempranillo?”, pregunta otro hombre. 

En algunos casos, los clientes mezclan la fruta foránea con su propia cosecha, pero en otras, utilizan solo la comprada. “A nós este ano secáronnos todas as cepas, non nos quedou nada. Así que aquí vimos, a comprar uvas para poder facer o viño da casa”, explica Perfecto. “Compramos mil kilos de uva, tempranillo e mencía, para facer cada un a nosa vendima. Dá traballo facer o viño natural, pero merece a pena, é o que máis nos gusta”, apunta su amigo, Ventura. 

Las dos fruterías que este año venden producto en el Campo da Feira, Frutas Barrero y Hermanos Donado, trabajan desde inicio de mes de ocho de la mañana a ocho de la tarde “sin parar”. “Aquí nos llegan dos tráilers desde Castilla y León con uvas cada día, en total estaremos vendiendo sobre 48.000 kilos diarios. Hay muchos clientes, es un no parar”, explica Rafa, de Frutas Barrero. Los empleados descargan cajas, atienden a los clientes, pesan los encargos y los reparten en sacos. “Aquí todos hacemos de todo”, dice Rosa, una de las trabajadoras, que empezó recientemente en el sector de la uva. “Ya me entiendo muy bien en este mundo. Soy la única mujer, pero estoy encantada”, asegura. 

Desde Hermanos Donado confirman la buena acogida del producto entre los ourensanos. “Llevamos viniendo 30 años aquí todos los meses de septiembre. Antes venía yo solo, pero ahora tienen el negocio mis hijos, aunque yo los acompaño. Hay clientes que vienen a por nuestras uvas desde que empecé, cuando todavía ponía el puesto en Mariñamansa”, recuerda Constantino Donado. 

La inflación de los últimos meses también ha afectado al precio de la uva, que se sitúa entre los 0,80 euros por kilo y 0,85, según la variedad elegida por el cliente. 

Este año, los trabajadores conviven con numerosas velutinas que se acercan a las uvas atraídas por el azúcar. “A mí una ya me mandó para el hospital”, asegura Rafa. Otro de sus compañeros también sufrió una picadura. A causa de la proliferación de avispas, han colocado numerosas trampas artesanales en el entorno, pero los insectos siguen apareciendo de nuevo cada jornada laboral.

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