El envejecimiento dispara la estadística, aunque la crisis llevó a muchos jubilados con las familias para ayudar con su pensión

Más de 18.700 mayores viven solos en la provincia y el 71% son mujeres

Vicenta Fernández vive sola pero lo prefiere. Su familia la visita a diario y asiste a muchas actividades. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Por elección personal o por circunstancias de la vida, vivir solo es cada vez más frecuente y es el día a día de 33.492 personas en la provincia, según los datos del último censo de población y viviendas publicado en diciembre por el Instituto Nacional de Estadística.
Más de la mitad de esos hogares con un único residente está ocupado por una persona que ha cumplido ya los 65 años o los ha superado. Y es que, según esa estadística, hasta 18.750 mayores -el 19,3% del total- viven sin compañía en la provincia. Una abrumadora mayoría, mujeres (13.297), cifra en la que tiene mucho que ver la mayor esperanza de vida de las féminas.

La situación no ha variado demasiado en los últimos 10 años. En el censo de 2001, eran 19.286 los mayores que residían solos, si bien el porcentaje sobre el total era ligeramente superior (un 21%), ya que entonces la provincia contaba con menos población mayor de 65 años que en la actualidad. Con todo, las necesidades de los mayores de hoy siguen siendo muy parecidas a las de hace 10 años, aunque es cierto que en la última década se han incrementado servicios como la ayuda a domicilio o la teleasistencia, ahora en el punto de mira de nuevo por los recortes.

Según un estudio realizado por la Consellería de Traballo e Benestar el año pasado sobre las necesidades de este colectivo en Galicia, entre los servicios más demandados para continuar en sus viviendas se encuentran la ayuda a domicilio -importante para el 19% de los encuestados- y la compañía en general, destacada por el 14%, aunque el 61% reconoció que no le gustaba vivir solo. No obstante, solo un 1% pedía un centro de día o residencia de mayores.

'Los centros cívicos tienen mucho que ver con esto', explica la concejala de Benestar de Ourense, Marga Martín, que cree que estos lugares 'permiten que muchos mayores que viven solos -5.725 en la ciudad- participen en actividades en las que pueden relacionarse con otras personas'. Para ella, servicios como el 'comedor sobre rodas' también son importantes, ya que 'todos los días va una persona a su casa y es también una manera de comprobar que está bien'. Esta función de alerta la cumple también la teleasistencia domiciliaria, que en la provincia gestiona la Diputación y en del que Cruz Roja tiene un programa.


LA NUEVA TENDENCIA

La crisis, no obstante, podría variar este panorama. Entre los servicios que atienden a mayores se percibe que 'cada vez tienen que ayudar más a sus familias', señala Martín. Percibe que 'hay personas que antes no eran cuidadas directamente por su entorno familiar'; vivían solas o en centros especializados pero 'ahora sí lo son', lo que en la ciudad ha motivado que la concesionaria de la ayuda a domicilio pidiese, sin éxito hasta el momento, la resolución del contrato al caer las horas de servicio.

También desde la Fundación San Rosendo, que gestiona 3.500 plazas en residencias de mayores, incluidas las de asistidos, se detecta desde el año 2012 que las familias 'intentan retrasar al máximo' el ingreso de las personas mayores en las residencias, ante la pérdida de poder adquisitivo y la 'política de recortes de las administraciones' en las ayudas de ley de la Dependencia, según constató su presidente, José Luis Gavela, en la presentación de la memoria de su actividad del grupo empresarial.

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