GASTRONOMíA

La mitad de la cosecha de patata está todavía sin vender

photo_camera Un montón de patatas agrupadas en uno de los campos de producción de A Limia. (MARCOS ATRIO)

El bajón de la demanda provincial por la entrada anticipada de tubérculos procedentes de otras
zonas de la península ha tirado los precios hasta el punto de no cubrir ni el 30% de lo invertido

"Está siendo el peor año de la historia en cuanto a las ventas de patata de A Limia. Si este año se repite una situación como la que hemos vivido en la temporada 2014/15, puedo asegurar que el 60 % de los agricultores de A Limia tendrán que dejar sus producciones". Así de categórico se muestra Servando Álvarez, del Instituto Galego do Campo. Un diagnóstico que coincide con lo que desde hace semanas vienen señalando desde los sindicatos agrarios. "Es una campaña desastrosa, se puede decir, sin temor a equivocarse, que alrededor del 50 % de la producción de patata de A Limia está almacenada y pendiente de vender porque los precios están por los suelos", afirma José Ramón González, de Unións Agrarias.

Los responsables sindicales piden, a la vista de lo que está ocurriendo este año, "que se apliquen políticas estratégicas como las de Castilla y León, que desde hace dos años asegura un precio mínimo a su producción".

La actual situación se revela insostenible según subrayan tanto Unións Agrarias como el Instituto Galego do Campo, donde aseguran que "los precios que hay ahora en el mercado -que oscilan entre los cuatro y los siete céntimos por kilo, cuando lo habitual en estas fechas serían más de 12 céntimos- no llegan a cubrir los costes de producción, ni siquiera el 30 % de lo invertido". Servando Álvarez explica que "un agricultor con una parcela en producción de entre 15 y 20 hectáreas, perdió este año entre 50.000 y 60.000 euros".

Hace unas semanas "hubo una reunión con la conselleira y responsables del sector de la distribución, pero no se alcanzó ningún acuerdo para dar salida a toda esta superproducción", señala José Ramón González. Porque la razón de esos precios tan bajos y ese excesivo stock en almacén está en que "hay menos demanda, porque otras zonas productoras, como Andalucía o Castilla y León, que llegan antes al mercado, ya lo han saturado cuando se ha puesto a la venta la patata de A Limia, y ahora ya estamos casi cerrando temporada y vuelve a entrar la patata del sur", señala Servando Álvarez, que apunta un doble problema: el de que esa patata no se vende y que, al estar almacenada, se convierte finalmente en residuo "que no se sabe dónde se va a meter para dejar paso a la nueva cosecha".

José Fernández, productor de Trandeiras, que tiene una producción media anual de 1.2000.000 kilos de patatas, reconoce que "todavía tengo alrededor de 500.000 kilos almacenados a la espera de poner a la venta". Fernández señala que la competencia de patatas de otra procedencia se ha visto incrementada "por el veto ruso, con lo que la oferta superó a la demanda, al venir aquí mucha producción que otros años se vendía fuera".

Desde el Instituto do Campo recuerdan que "en los últimos meses se habían registrado muchos jóvenes o personas en paro que habían apostado por buscar su futuro en el campo, y, en concreto, en la producción de patata. Son gente que ha tenido que empezar de cero, comprando maquinaria y haciendo una inversión" que en esta primera cosecha se ha perdido en su práctica totalidad. José Ramón González pone número a esta nueva hornada de jóvenes agricultores: "En el último año se incorporaron 40".

Uno de los productos de calidad de los que puede presumir la provincia, la patata de A Limia, está pasando su particular crisis y todo se fía a que "este año se recupere mercado", confía Álvarez.

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