LR- La milicia cristiana volvió a superar al ejército musulmán dentro de la celebración de la batalla de religiones en la parroquia de Retorta, en Laza. Alrededor de 400 personas tomaron parte en la fiesta que rinde homenaje a Santa Mariña. M.P.
Un año más la batalla entre moros y cristianos protagonizaba los actos de Santa Mariña en la parroquia de Retorta, en el Concello de Laza. Con un programa conformado por actos litúrgicos, actuaciones musicales y festines gastronómicos, alrededor de 400 personas tomaron parte de la fiesta durante toda la jornada dominical. A pesar de que el tiempo no acompañó, grandes y pequeños supieron disfrutar de una festividad que los vecinos recuerdan de toda la vida. A media mañana, vecinos y curiosos comenzaron a congregarse en las inmediaciones del río Támega, sede de las celebraciones. Pero la batalla no comenzó hasta pasadas la una del mediodía.
Mayoría musulmana
Pese a la amplia simpatía que los vecinos muestran por el ejército musulmán, finalmente la organización logró reunir a una decena de hombres para cada equipo y completar así la batalla. Pero la paridad quedó ahí. Un año más, tal y como manda la tradición, el ejército cristiano se imponía a su rival, dando por finalizada la batalla. Durante la escenificación, ambos ejércitos se enfrentan en una batalla, más dialéctica que física, por hacerse con la imagen de Santa Mariña. Una difícil situación para la milicia musulmana que año tras año ven como la imagen de la santa se queda con los integrantes del bando cristiano.
Tras la representación de la contienda, los feligreses participaron de la misa campestre y procesión en honor a la virgen, donde no faltó la imagen de San Antonio, otro de los patrones de la parroquia. Una vez finalizados los actos religiosos, familias y grupos de amigos se fueron congregando entorno a las ’pulpeiras’ del lugar en busca de una ración de pulpo o ’carne o caldeiro’ con el que saciar el apetito. Por la tarde, un campeonato de futbolín y un partido de solteros contra casados animaba a los presentes. Mientras que por la noche, la verbena popular ponía el punto y final a las celebraciones de este año.
