Los ourensanos se dividen ante la decisión del Ejecutivo sobre AstraZeneca, de la inquietud por el futuro a quitarle hierro
El bloqueo de la vacuna de AstraZeneca en España durante dos semanas, hasta que se hayan evaluado los casos de trombosis de senos venosos, era ayer el tema estrella de conversación en bares y peluquerías.
Para algunos, la decisión, que el Gobierno adoptó por “prudencia”, según Fernando Simón, es la adecuada. “Estamos a falar de saúde, non dunha prenda que saíu mal!”, apuntaba Antonio Blanco, a quien le parece bien no correr riesgos.
Coincide con él Mari Carmen Ferreiro, que pedía con vehemencia que le asegurasen “al 100%” la falta de riesgos. “Aquí te engañan como a un tonto, y a mí me agobia, me da ansiedad, creo que la gente ha de estar preocupada”, destacaba, insistiendo en que “si tantos países dicen que hay algo, es que algo hay”.
Otros, no obstante, le quitaban hierro al asunto. “15 días no van a suponer mucho cambio -señalaba Diego López-, y la decisión de posponer la vacunación me parece prudente, pero innecesaria”. María Barros también opina que la decisión del Ejecutivo “será por algún motivo”, pero añade que esta tendrá el efecto colateral de echar atrás “definitivamente” a las personas que ya tenían dudas a la hora de vacunarse.
Dudas, precisamente, son lo que invade a Manuel Pérez, preocupado porque varios de sus familiares recibieron la primera dosis de AstraZeneca. “Ya se comentaba que la cosa iba un poco forzada, y no sé si esto nos lo viene a confirmar”, meditaba Pérez. Inquietudes acerca de una vacuna que pueden seguir dos semanas en el aire.
