ELECCIONES EUROPEAS

Los partidos políticos buscan movilizar
 el sufragio emigrante

El derecho de los emigrantes a hacerse oír mediante el voto en los comicios electorales del país ha sido en los últimos años motivo de discrepancias, de proposiciones de ley y, finalmente en el año 2011 de la reforma de la ley electoral, que les restringía este derecho.

Desde entonces, los españoles residentes en el exterior no pueden votar en las municipales, y para hacerlo en las autonómicas, en las generales y en las europeas es necesario el voto rogado, es decir, manifestar su intención de votar para recibir la correspondiente documentación.

Esta reforma hizo caer la participación hasta un 4 por ciento, no sólo porque muchos emigrantes decidieron no acudir a votar, sino por la serie de dificultades que añadía: los plazos de tiempo para el envío y la recepción de la documentación resultaba insuficiente, sobre todo en países americanos, donde el correo no llegaba a tiempo; el gasto inicial que debían desembolsar no era asequible para todos los bolsillos; la opción de votar en los consulados, para evitar los retrasos del correo, era inaceptable para la mayoría de los que no residen en las ciudades con oficina consular, porque la distancia en kilómetros podía alcanzar más de mil y la votación debía realizarse en días laborables.

Pero, ¿por qué ahora el PP y el PSOE, impulsores de la reforma que imponía estas condiciones han decidido volver a los orígenes? El número creciente de españoles que salen del país son un cultivo de votos que desean captar, porque el voto de los residentes del exterior ha resultad decisivo en muchas ocasiones: concedió un escaño más en el Parlamento Gallego al PSG en Ourense; concedió un diputado más al PSOE en el País Vasco, facilitando el gobierno a Patxi López o inclinó la balanza a favor de Javier Suárez en el Principado de Asturias, al darle un diputado más.

Así que, a pesar de que las europeas nunca han sido una convocatoria que movilizara demasiado a los partidos en el exterior, en esta ocasión parece que no será así. El PP ya ha iniciado su campaña para movilizar a sus afiliados con viajes a Panamá y otros países sudamericanos; y el PSOE en Europa ha promovido unas elecciones abiertas para que los emigrante eligieran su candidato para la lista europea. 

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