Pasó lo que pasó | El juego del Ourense que pierde

El Campus de la UVigo en Ourense, en un día con sol. (José Paz)
photo_camera El Campus de la UVigo en Ourense, en un día con sol. (José Paz)
El análisis de la semana en Ourense, de la mano de Antonio Nespereira

Antonio Nespereira ofrece su visión de lo que ha sucedido en Ourense a lo largo de esta semana.

El viento en contra

La semana pasada quedaba en esta página una suerte de reto a los dirigentes universitarios para que analizasen las dotaciones que había perdido el campus de Ourense. Algunas han caído, cierto, aunque debamos aferrarnos a la supervivencia de otras, con el fin de que el saldo sea positivo. El ejercicio de repasar qué ha perdido Ourense es cruel, pero clave para identificarnos como sociedad. La autocomplacencia o la autocompasión solo debilitan. “Cuando creas que todo va mal, recuerda que los aviones despegan con el viento en contra”, decía Henry Ford. La memoria apoyada en la hemeroteca deja en los últimos meses algunas acepciones interesantes para conjugar el verbo perder, deteniéndonos en la tercera persona del singular del presente de indicativo. El sujeto es Ourense; el verbo, pierde. Ya veníamos escarmentados de finales del 2022 con la pérdida de la sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial. Los lamentos igualaron a la ilusión e interés que previamente se había evidenciado en la ciudad: o sea, cero, que representa la nada, lo nuestro en definitiva. Perdemos población, es un clásico, pero ni eso es noticia ya. Dejar atrás es crecer cuanto aprendes o cuando caes y te levantas. Si no se remonta, atrás es perderlo todo.

Algunas pérdidas

En diez años la provincia perdió más de 800 negocios, según una información publicada aquí en los últimos meses. Esto requiere algún matiz porque a la par que cerraban persianas, abrían negocios, sobre todo para la cartera de alguno. Por perder hasta perdió la ciudad tres millones de euros para rehabilitar la vieja cárcel, asentada sobre un filón termal y en la que un iluminado prevé poner la delegación de la UNED, seguro que para matricularse él en algo. Por el mismo camino quedaron 1.500 empresas, la mayoría autónomos, que posiblemente hayan ido a una academia a preparar una oposición, muy nuestro también. La natalidad, otra pérdida, no se puede dejar en manos de sexagenarios, que los jóvenes se piran. En dos décadas chaparon 18 colegios y 141 aulas. Muerto Cachuli y reducida su fogosidad a ceniza también, la repoblación no se puede dejar en manos de Bertín Osborne. No me lo imagino entrando por A Gudiña y saliendo por Beariz rodeado de cigüeñas después de haber hecho su berrea. 

Planes y maquetas

En el relato de las pérdidas, cómo olvidarse de la incapacidad de hacer proyectos que transciendan las maquetas de una ciudad en manos del veleta. Aquí podemos apilar en el desván lo mismo torres de ochenta pisos que 10.000 árboles que se iban a plantar en no sé dónde. Ya no digamos balnearios virtuales que le han venido de perlas a los consultores del sector, que han hecho una recreación virtual, han cobrado y se han ido. Ahora que se adjudicó la estación del AVE, cómo olvidarse del primer boceto transformador que se quedó en sueño calderoniano. Para quen é o burro vale ben a albarda, decían en mi pueblo. Ese es el aserto en el Ministerio de Fomento, mande allí quien mande. A la colección sumemos la pérdida de 30 millones de euros de la regalía del 2% cultural. ¿Y por qué? ¿Qué aldraxe hubo esta vez? Nada, que no hay un solo proyecto que presentar para obtener financiación pública. Es que somos la cenicienta, ya lo saben. Es lo que dice el de la Praza Maior.

No sin las gafas

También hemos ganado. El ahorro sube hasta los 10.000 millones mientras la provincia perdió en cinco años un tercio de las sucursales bancarias. Alguno de esos bajos tenido una nueva vida, como por ejemplo una tienda de caretas. Pero Ourense ha ganado mucho más. Ha mejorado el indicador de la paciencia, ya no digamos la tolerancia a la grosería y la mediocridad política. Ourense gana todos los días algo: sienes plateadas, arrugas, sabiduría, tiempo para lo importante, ponderación en el análisis, gusto por lo bueno, placer por una conversación interesante con quien merece la pena, un buen menú, un buen vino. Ourense ya  puede seleccionar y amortizar a los mediocres. Como aquel octogenario que dijo: “Esa edad en la que te das cuenta que puedes vivir sin sexo, pero no sin gafas”.

El portafotos

Imagen de archivo de los hermanos gemelos, Roy y Bernardo.
Imagen de archivo de los hermanos gemelos, Roi y Bernardo.

Bernardo y Roi Deprado Lahoz son hermanos, funcionarios de la Policía Nacional que han estado señalados los últimos años por el fallecimiento de un compañero, el agente Celso Blanco, hallado muerto de un disparo en la Comisaría en abril del 2016.

Los gemelos aparecieron en varias ocasiones en los medios en una imagen icónica: pantalones vaqueros acampanados, jersei remangado hasta el codo y manos en los bolsillos, acompañados de su abogado, Neil González, en las inmediaciones de los juzgados.

Después de ocho años de investigaciones, la Audiencia da carpetazo al caso por asesinato al no encontrar evidencias. Es muy complejo todo este asunto, entrar en esta dicotomía entre buenos y malos, siempre tan maniquea. Todas las sospechas que tenía la investigación durante este tiempo se han vuelto inconsistentes, lo que es un alivio para los investigados y un revés para la investigación.

Bernardo y Roi son hoy dos personas a las que no se les puede imputar el vidrioso delito, lo que le proporcionará el consabido alivio. Nunca se sabe hasta qué punto es reparadora la resolución. Hasta once significados tiene el diccionario sobre el verbo reparar. Me quedo con este: desagraviar, satisfacer al ofendido. 

Al poner la lupa

Pegada de carteles
Pegada de carteles

La liturgia se ha vuelto anacrónica

En tiempos las noches de la pegada electoral tenían el estruendo de la ilusión.

A ver, nunca llegaron a tener la liturgia de los mecheros encendidos agitándose por encima de nuestras cabezas mientras Lennon interpretaba “Give Peace a Chance”. Pero tenían su punto. Luego la cosa derivó a desfiles con trombón que tenían menos glamur que el Teatro Chino de Manolita Chen. El licor café y la bica, que está aún en los táperes, ayudan a combatir el relente de la medianoche. Los candidatos se suben a la escalera a pegar el cartel con la imagen de su líder como cuando ellos ponían los cromos de Cruyff en el álbum o ellas a Los Pecos para endulzar el Latin de 2º de BUP.

La democracia citó a todos los partidos para que al menos hiciesen juntos los primeros metros de la carrera, pero hubo quien hizo pellas. Hoy la parte de abajo del parque de San Lázaro es ya un anacronismo más en una campaña eterna. Los carteles se superponen y todo parece contaminación visual.

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