El 9 de abril de 2016, Celso Blanco es encontrado por sus compañeros, sin vida y con un disparo en la cabeza, en la Comisaría de la Policía Nacional de Ourense. Un hecho que iba a destapar un entramado de relaciones turbulentas y sospechas entre policías, que provocaría un auténtico terremoto en la Policía Nacional.
Hoy, casi ocho años después de que Celso apareciera muerto, las sospechas de asesinato que recaían sobre dos de sus compañeros se descartan. La Audiencia Provincial de Ourense daba este lunes carpetazo a un recorrido judicial de más de veinte mil folios de diligencias y seis años de investigación en torno a los conocidos como “los policías gemelos”, Bernardo y Roi Deprado Lahoz, los dosagentes investigados por la muerte de su compañero.
Una sustitución
Pero, para comprenderlo, resulta necesario retroceder aproximadamente una década. En el año 2014, Roi Deprado Lahoz era sustituido al frente del Grupo de Drogas de Ourense por el inspector Antonio Rodríguez, que llegaba de dirigir al equipo de Seguridad Ciudadana. Se trataba de un gran ascenso. Se interpretó como una recompensa por sus éxitos en la unidad conocida como “Los halcones”, en el Grupo Operativo de Respuesta (G.OR.). El agente destronado fue a parar al Servicio de Atención a la Familia, aunque posteriormente él mismo aclaró que no lo tradujo como un castigo, ya que nunca le había interesado especialmente luchar contra las drogas.
A partir de ahí, el siguiente paso en la carrera de Rodríguez fue una larga lista de exitosas operaciones policiales. Él y su equipo trabajaban con eficacia contra el trapicheo de estupefacientes en la calle cuando un sorprendente suceso cambió sus trayectorias. Un escrito anónimo llegaba en 2014 a Asuntos Internos, en Madrid, apuntando al funcionamiento interno en la comisaría. Al no tener respuesta, el anónimo llegó, ya en 2015, a las redacciones de varios periódicos, entre ellos a La Región. El texto apuntaba a una relación de colaboración entre "los halcones" y una vieja conocida de la policía en Ourense, la 'Pucha'. El Grupo VI de esta unidad madrileña comenzaría entonces una investigación en la que logran pinchar los teléfonos de los supuestos involucrados, era marzo de 2015. Esta investigación de Asuntos Internos concluye con la existencia de una relación de colaboración entre los agentes a cargo de Antonio Rodríguez y la red encabezada por la 'Pucha'. Es el inicio de lo que terminó siendo la "Operación Zamburiña", con 13 detenidos, de los cuales 4 eran agentes de la Policía Nacional.
El viernes 27 de febrero de 2015, La Región publicaba en su portada "Policía y juzgado investigan la falta de seis armas en de la comisaría ourensana". De nuevo, un confidente anónimo apuntaba al Cuerpo y señalaba directamente al Instructor de Tiro, de traficar con armas. Habían desaparecido varias armas de las dependencias, entre ellas un revólver Astra 22, otro del calibre 38 y una pistola Star 9MM C.
Sospecha de asesinato
El 9 de abril de 2016 se halla el cuerpo sin vida de Celso Blanco en su despacho, con una herida de bala y un arma, de las desaparecidas, en la escena. En una primera inspección se apunta a un posible suicidio, habiendo utilizado el agente un arma reglamentaria para provocar su muerte de un disparo en la cabeza. Fue en ese despacho en el que apareció el cuerpo de Celso en donde se encontraron tres de las armas sustraídas anteriormente. Este hecho hace sospechar a la jueza instructora del caso, Eva Armesto, (titular del Juzgado de Instrucción 3), que decide investigar la muerte de Blanco como un suceso relacionado con los últimos movimientos en la comisaría, la desaparición de las armas y la investigación de Asuntos Internos desde Madrid. Se levanta la sospecha de un posible asesinato.
Tras una larga indagación, la jueza Armesto intentó esclarecer si podía estar detrás un asesinato que podrían haber cometido los hermanos gemelos Deprado Lahoz. Las indagaciones apuntaban a que ambos colaboraron con el fallecido, del que eran buenos amigos, en el envío de anónimos como parte de un plan para lograr sus propios intereses. Roi Deprado Lahoz busca vengarse de Antonio Rodríguez y, por miedo a que Celso Blanco lo delatase, deciden asesinarlo. Un posible móvil.
¿Posible suicidio?
Otra hipótesis apuntaba a que fue el propio fallecido quien envió los anónimos con el objetivo de hacerse con el puesto en la armería, y por eso habría acusado directamente al Instructor de Tiro. Habría decidido suicidarse cuando las pistas empezaron a señalarle. Algo que su familia rechaza de pleno, no habría hecho algo así sin despedirse al menos de su madre, a quien tanto cuidaba.
“Nos encontramos ante una muerte compatible con haber sido provocada por la propia víctima, o sea, una muerte suicida” (Pag 5, auto de la Audiencia Provincial, n2)
Lo cierto es que Celso Blanco, lo único que dejó antes de fallecer fue, una enigmática nota de despedida que envió a través del correo electrónico y de un grupo de WhatsApp que tenía entre varios amigos. En ella se podía leer "Lo siento mucho. Ya lo entenderéis", además de explicar que sentía haber perjudicado a su anterior jefe.
Manipulación posterior del arma
Las pruebas, tal como se recoge en el auto conocido hoy, no son concluyentes, lo que lleva a esta afirmación: “Nos encontramos ante una muerte compatible con haber sido provocada por la propia víctima, o sea, una muerte suicida”.
A lo largo del proceso, los distintos informes periciales son contradictorios, aunque lo que más sospechas levantó fue que la pistola que disparó la bala que acabó con Celso fue manipulada posteriormente. Aún así, los magistrados afirman que "un único indicio sostiene la atribución de la muerte como fruto de una actividad violenta desarrollada por un tercero". Se refiere a "la posición final en la que quedó la corredera del arma empleada, en situación de apertura". Pero para los magistrados, no supone una prueba suficiente para la causa contra los Deprado, y no da por firme siquiera que se trate de un asesinato: "aun admitiendo que el fallecimiento podría responder a la acción violenta de un tercero", prosigue en referencia a los investigados, no hay "un cuerpo indiciario con la suficiencia necesaria para señalar a los hermanos investigados como esta tercera persona".
La Audiencia Provincial de Ourense da así carpetazo a la investigación contra los policías gemelos Deprado Lahoz.
El SUP espera que se pase página
Desde el Sindicato Unificado de la Policía confían en "la acción de la Justicia". Esperan también que con esta decisión se pase página a una etapa en la que "comportamientos individuales" dañaron a la corporación, en referencia a la sustracción de armas y los escritos anónimos que se mandaron, y sobre los que el auto no se pronuncia.
