Una treintena de vecinos del concello de Baltar han constituido una patrulla de vigilancia pacífica en el pueblo de Meaus, donde la familia Valencia-Rodríguez en particular y todo el pueblo en general padecen desde hace meses los insultos y agresiones de Israel Ortiz Hernández, de 40 años y natural de Madrid.
El último ataque, que en la madrugada del martes desarrolló a pedradas y con cadenas de hierro rompiendo las ventanas y puertas de la vivienda de la familia Valencia-Rodríguez, fue la gota que colmó el vaso. 'No se puede permitir que nadie viva con este miedo y angustia a que le vayan a agredir o prender fuego al pueblo', reconocía el alcalde de Baltar, José Antonio Feijóo, que ayer colaboraba en la coordinación de las patrullas al constatar que la Guardia Civil puede estar allí las 24 horas y de las dificultades jurídicas para lograr su internamiento.
Desde el martes, la casa de Israel Ortiz esta custodiada por vecinos de todo el ayuntamiento que voluntariamente se han ofrecido para vigilarla a pie de calle, por parejas y en turnos de dos horas a partir del anochecer. 'Es algo pacífico, para controlar sus salidas nocturnas y, en caso de verle excitado, alertar a la Guardia Civil', relataba el regidor agradecido por la solidaridad vecinal.
Israel Ortiz, que acarrea ya 11 denuncias por daños y amenazas, fue detenido y puesto en libertad. 'Estamos ante una persona enferma y como tal debemos tratarla y ayudarla', matizaba Feijóo, tras la primera noche de guardia tranquila.
Desde el martes, la casa de Israel Ortiz esta custodiada por vecinos de todo el ayuntamiento que voluntariamente se han ofrecido para vigilarla a pie de calle, por parejas y en turnos de dos horas a partir del anochecer. 'Es algo pacífico, para controlar sus salidas nocturnas y, en caso de verle excitado, alertar a la Guardia Civil', relataba el regidor agradecido por la solidaridad vecinal.
Israel Ortiz, que acarrea ya 11 denuncias por daños y amenazas, fue detenido y puesto en libertad. 'Estamos ante una persona enferma y como tal debemos tratarla y ayudarla', matizaba Feijóo, tras la primera noche de guardia tranquila.
