El Seminario y Montealegre son los lugares idóneos en la ciudad para observar hoy las denominadas Lágrimas de Sal Lorenzo

Las Perseidas centellean en Ourense

Pocos espectáculos astronómicos se nos muestran con tanta facilidad y esplendor como las populares Perseidas que cada verano acuden a visitarnos. Fenómeno propio de esta época y latitud, la lluvia de meteoros tiene un largo período de actividad, que comprende entre el 17 de julio y el 24 de agosto, y suelen encontrarse asociadas a la constelación de Perseo. Sin embargo, como su punto de mayor virulencia suele coincidir con la celebración de San Lorenzo, han terminado adquiriendo este último nombre.
El origen de tal fenómeno hay que hallarlo en el paso de nuestro planeta por la estela de un cometa, el Swift-Tuttle, lo cual tiene como resultado la apreciación de tan singular lluvia. Lo que ocurre es que al atravesar tal órbita, la tierra encuentra a su paso una serie de partículas pequeñas, restos de la cola del cometa, y que a su entrada en la tierra sufren los rigores del choque con fricción contra la atmósfera, calentándose hasta vaporizarse, produciendo de este modo el brillo tan característico, propio de una estrella fugaz.


A SIMPLE VISTA

En los días de mayor actividad, que este año coinciden con las noches del 12 y 13 de agosto, a simple vista es posible deleitarse con una entrada de tal cantidad de partículas en nuestra atmósfera, que es por ello que tradicionalmente se le conoce como 'lluvia de estrellas'. Ademas, se da la circunstancia favorable de que la luna se encuentra en fase de cuarto creciente, por lo que su escasa luminosidad no entorpecerá el visionado nocturno, de modo que las posibilidades de 'capturar' con una cámara mas lágrimas de lo habitual aumentan.

Jorge Arranz, miembro de la Agrupación Astronómica de Madrid no tiene dudas al respecto de las bondades de este año para la particular 'cosecha': 'Si no hay grandes sorpresas, este va a ser un buen año pues las condiciones son idóneas para la visibilidad, vamos a tener muy poca luna, entonces podremos disfrutar de un espectáculo muy vistoso. Las mejores noches: las del 11 y el 12'.

La misma opinión comparte Dositeo Veiga, responsable del Albergue de Os Biocos, quien emplaza a acudir a la cita en horas y días concretos: 'Este año tendremos una muy buena oportunidad para la observación, por encontrarse la luna en cuarto creciente, además las mejores horas serán en las que luna aun no haya hecho aparición, las primeras de la noche, por lo que las oportunidades serán aun mayores. La alta tasa de las noches del 12 y el 13, de hasta 100 destellos cada hora, los convierten en los mejores días para disfrutar del fenómeno'. Arranz es claro al respecto del 'equipo' necesario: 'Ojos bien abiertos y mucha oscuridad, es decir, con los ojos preparados y sin luces que molesten la visión. Se puede mirar en cualquier dirección, aunque lo mas recomendable es tumbarse y mirar hacia el zenit. La mejor hora es indistinta, teniendo en cuenta que lo mejor es evitar la presencia de la luna'.


LUGARES IDÓNEOS

Nuestras ciudades, altamente contaminadas desde un punto de vista lumínico no son espacios ideales para la observación, pues la existencia de grandes fuentes de luz parásita tiende a entorpecer y diluir el entorno oscuro que se precisa, a entender de Veiga: 'En la ciudad, por su alta contaminación lumínica, ningún sitio es apropiado. Es preciso irse a sitios oscuros y altos, aunque puede intentarse la observación desde Montealegre o el Seminario'.

La realización de fotografías supone un autentico reto, aunque este año, debido a las 'facilidades' que la luna nos ofrece, las oportunidades son aun mayores. No obstante, se trata de una suerte de pesca que, a entender de Arranz, debe contar con un inestimable componente de fortuna: 'Las fotografías se someten mas a un golpe fortuito. Es preciso usar una cámara réflex, equipada con un gran angular y un temporizador para el disparo'.

Es obvio decir, por experiencia propia, que trípode y paciencia deben ser elementos esenciales dentro del equipamiento del fotógrafo. En ocasiones, no es tan importante la orientación que se le de a la cámara, sino la perseverancia con que se realicen los disparos. La insistencia, mediante un temporizador para el disparo, en una serie de disparos seguidos (de no demasiado tiempo, pues lo que consigue pillarse así es el trazado de las propias estrellas sobre el firmamento) es la clave para obtener alguna captura, aunque con una tasa de aparición tan alta, las posibilidades de éxito se multiplican..

Te puede interesar