CRIMEN EN OURENSE

La policía investiga a ‘voyeurs' en el crimen de Socorro Pérez

Esta convencida que "alquien tuvo que ver al asesino" y echa en falta colaboración ciudadana 

Diez meses después del asesinato de Socorro Pérez, la vecina de O Couto de 43 años que perdió la vida tras salir a correr, la Policía sigue uniendo piezas. Un trabajo que avanza despacio por toda la cantidad datos que hay que examinar y las muchas dificultades que vencer. De hecho, la Policía Nacional no duda en reconocer que tardarán meses en examinar y filtrar toda la información recopilada, principalmente el millón de conexiones telefónicas que aportó el repetidor de O Couto, las se produjeron en la tarde del 2 de abril cuando la víctima salió a practicar deporte por el Alto del Seminario.

Los responsables de la investigación tampoco ocultan que buscan a un violador. Esto es, una persona que obtiene placer sexual con el uso de la violencia e intimidación. Y no sólo le sigue el rastro a todas las personas con antecedentes por este delito "fichadas" en Galicia (cerca de 2.000) sino que también amplió el rastreo hacia los mirones o voyeurs que tiene identificados en la ciudad por su presencia asidua en lugares como Velle y Oira. Según asegura un policía, "la zona del Alto Seminario también es frecuentada por parejas que van a practicar sexo y en este tipo de lugares apartados siempre hay mirones".

Los investigadores, aunque parten de muy pocas certezas en este caso, principalmente, por el avanzado estado de descomposición del cadáver, sí están convencidos de que alguien vio al asesino. "Es imposible que un sábado por la tarde, con fiestas en el barrio de Vistahermosa, cercano al lugar por donde ella fue a correr, nadie lo hubiera visto. Desde un vecino a un caminante", señala un policía, quien destaca la escasa colaboración ciudadana en este aspecto. Principalmente, por temor. "La gente tiene miedo a que la relacionemos con el caso", añade. De hecho, hubo un antecedente poco ejemplificante. Un conocido de la víctima, en su ánimo de colaborar, aseguró a la Policía que había visto y charlado con Socorro cuando pasaba por delante del bar Pijú el día del crimen. Posteriormente, se desdijo y fijó el encuentro dos días antes. La memoria le había traicionado y simplemente se había equivocado de día. Y pese a que el hombre no mentía, así lo confirmó la policía, "fue señalado y perseguido por los medios de comunicación", destacan fuentes de la investigación.

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