La Policía vio sangre en el brazo del homicida de Velle

Los agentes, ante el juez, sostienen que el novio de la víctima culpó a su “vecino Diego”

Los policías que acudieron al escenario del crimen de Velle se ratificaron en lo declarado el día de la detención. Ana Balboa y Álvaro Blanco  se acababan de mudar a una vivienda de la zona de A Batundeira ya que hacía pocos meses que vivían juntos. El 19 de febrero de este año, el primo de Blanco, Diego Rodríguez Torre, quien residía en un galpón cercano, supuestamente llamó a su puerta de madrugada. La pareja le abrió y, de forma sorpresiva, Torres apuñaló con un cuchillo a su primo hasta que quedó malherido en el suelo. Tras ello, se dirigió a su novia, Ana Balboa, y la apuñaló hasta causarle la muerte. 

En su declaración, Blanco, que sobrevivió, explicó que, tras los ataques y una vez que su primo salió de la vivienda, logró alcanzar su móvil y pudo realizar una llamada a su padre, en la que le contó que “su primo Diego lo había acuchillado”. Al colgar, escribió el nombre del agresor con su sangre en el suelo y lo último que pudo recordar fue a su padre y a unos policías asistiéndole. A estos les repitió tres veces: “Diego mi vecino, Diego mi vecino, Diego mi vecino”, perdiendo tras ello la consciencia.

Los cuatro policías que fueron a prestar declaración esta semana al Juzgado de Instrucción 2 ratificaron el atestado. Al llegar a la dirección indicada, los agentes observaron la puerta principal semiabierta y, tras aperturarla del todo, a una mujer desnuda de cintura para arriba-Ana Balboa- permanecía boca arriba, muy ensangrentada y sin ningún signo vital. 

Dos agentes declararon además que al entrar en una habitación colindante hallaron a Álvaro Blanco en posición lateral y también ensangrentado. Los policías señalaron que al descubrirlo, trataron de estimularlo. Este se despertó y comenzó a balbucear.

Ante la posibilidad de que el autor de los hechos estuviese por la zona, tres de los agentes se dirigieron al galpón en el que Torres residía. Allí encontraron a la madre del detenido y, tras ella, al presunto agresor. Procedieron a detenerlo y, en ese instante, el policía -así lo testificó- observó claramente en los antebrazos del detenido lo que parecían restos de sangre.

Tras ello, ejecutaron una primera revisión de la vivienda donde encontraron un chubasquero, un guante y un pantalón ensangrentado, la ropa que había llevado el agresor.

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