La alcaldesa popular de Carballeda de Valdeorras María del Carmen González afirma tener más ilusión que en el momento de acceder al cargo por primera vez, hace ya 24 años.
La alcaldesa popular María del Carmen González afirma tener más ilusión que en el momento de acceder al cargo por primera vez, hace ya 24 años. Consciente de las dificultades que entraña, asegura que estas son aún mayores en los concellos pequeños, donde todos se conocen. "Emocionalmente, es más fácil gobernar no conociendo a todos tus administrados", dijo.
¿Hubo algún mandato especialmente complicado para usted en estos 24 años?
Hubo alguno. Pero me lo quedo para mí. No fue por nada que repercutiese públicamente pero emocionalmente hubo uno. Es un gaje más y ya está.
¿Cómo se lleva con la oposición actual?
Tengo una buena Corporación municipal. La oposición forma parte de ella y tiene responsabilidades. No tengo nada malo que decir de ella. Tienen abiertas las puertas de la Alcaldía. Podemos tener opiniones distintas, pero de momento tenemos objetivos comunes. No tengo más que decir, tengo una buena Corporación.
En su mandato anterior, la oposición solo tenía un concejal. ¿A qué atribuye que ahora sean tres?
La primera vez que me presenté por el PP, hace cuatro años, fue una legislatura atípica. El país venía de una situación horrorosa y el Partido Popular significaba la salvación. Ahora, volvió la estabilidad y la normalidad, también en los resultados electorales. No hay que olvidar que, desde siempre, entre el PP y el PSOE se repartieron tres concejales. Los que ahora tiene el PSOE. Tengo el mismo porcentaje que en mi última legislatura como independiente. No hubo caída de votos.
¿Qué significa la pizarra para Carballeda y en qué momento está?
En Carballeda hay más jubilados que activos. Cuando digo que históricamente la pizarra benefició más a la comarca que a mi concello es verdad. El número de trabajadores foráneos es muy superior a los de aquí. El sector es el motor económico de Valdeorras. Ahora, marcha con dificultad. Mientras no haya una recuperación fuerte en Europa no la va a haber en la pizarra. No hay despidos masivos y se va manteniendo el número de trabajadores. Sostiene la economía comarcal.
¿Cómo es la relación con los empresarios de la pizarra?
Carballeda siempre tuvo casi la totalidad de las empresas de pizarra. Sabemos entendernos y hablar. Nunca existieron dificultades para entendernos. Cuando surge un problema, lo hablamos. Suelen ser de deterioro de infraestructuras. Somos casi como una familia y nos entendemos.
Las canteras tienen una afección medioambiental en el Concello. ¿Compensan sus beneficios?
Y tanto. La cuestión medioambiental está mucho mejor que hace 40 años. Incluso, hay una legislación laboral que exige ciertos requisitos y la forma de trabajar también beneficia a los trabajadores más que antes. ¿Qué sería Valdeorras sin la pizarra? Nada. Antes de la pizarra, en la comarca había emigración. La gente que invirtió en otros concellos traía el dinero de Francia o Suiza. La emigración fue lo que nutrió la comarca en las décadas de los 60 y 80. Ahora hay inmigración. Valdeorras y su cabecera provienen y son lo que son por la pizarra. Era muy triste, y yo también lo sufrí, ver marchar a los padres, quedar los hijos y estar sin padres o sin familias. La pizarra permite que las familias estén unidas. Claro que compensó.
¿Tiene futuro el turismo?
El turismo repercute mínimamente en Valdeorras. La comarca tiene potencialidades impresionantes, pero no tiene el desarrollo que quisiéramos. En estos años, Valdeorras fue fundamentalmente industria. Ojalá que en los próximos años, las nuevas generaciones quieran fomentar que sea también turismo. En Carballeda, construimos un centro de desarrollo turístico, con alojamientos. ¡Hicimos hasta un hotel! Pero si la iniciativa privada, los jóvenes, no se involucran y no apuestan por este sector, no arranca. La economía de una zona es lo que quieren sus habitantes. Aquello de que todo debe estar tutelado se acabó.
¿Qué proyectos maneja para Carballeda?
Hay mucho campo abierto. Por Carballeda pasa el Camiño de Inverno. Lo estamos mejorando y cuidando. A nivel turístico, el centro de desarrollo está ahí y ojalá podamos añadir infraestructuras para mejorarlo. ¿Qué hace el Concello? Ayudar. No dando subvenciones, pues no ayuda a estructurar el país. Crea infraestructuras para que la iniciativa privada lo tenga más fácil. Ahora, estamos haciendo un montón de obras que, además de cumplir un servicio básico, pretenden mejorar la estética del Concello. Lo estamos haciendo atractivo para evitar que la gente joven se vaya. Buscamos crear un entorno agradable para que, además de trabajar aquí, se quede a dormir y a vivir.
¿Qué trato recibe Carballeda de las Administraciones?
Nunca fui de andar lloriqueando a nadie. Exijo lo que creo que debemos exigir. A Carballeda no la están discriminando; las Administraciones están cumpliendo. Mi nivel de exigencia es altísimo y creo que no cumplen lo suficiente, pero no puedo decir que nos discriminen. La Diputación está cumpliendo estupendamente. La Xunta, en lo que vamos demandando, está cumpliendo en un nivel muy aceptable. Un proyecto de futuro al que esta alcaldesa no va a renunciar es la comunicación por carretera de Carballeda con la futura autovía A-76 o la N-120. Está entre ceja y ceja. Estamos hablando, llamando e incluso protestando. Es un proyecto de futuro; lucharemos y seguiremos insistiendo en todas las administraciones. Sobrepasa las competencias y medios del Concello pero es una infraestructura que tenemos que lograr y conseguir que la Administración nos atienda. En el resto, nos van atendiendo.
