Beatriz González, presidenta de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), explicará hoy la incidencia en la práctica sanitaria diaria de la yatrogenia (efectos adversos de la atención sanitaria) y el sobrediagnóstico
Beatriz González, presidenta de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), explicará hoy en el Colegio Médico de Ourense la incidencia en la práctica sanitaria diaria de la yatrogenia (efectos adversos de la atención sanitaria) y el sobrediagnóstico. La charla comenzará a las 20,00 horas en la sede colegial en la calle Juan XXIII.
¿Tiene tanta incidencia la yatrogenia?
Sí. En los países desarrollados con sanidad avanzada la yatrogenia es causa de muerte muy frecuente. En EE.UU. es la tercera causa de muerte pero no se debe necesariamente a errores. Cuando se receta medicamentos o se indica un tratamiento se busca que el beneficio esperado sea mayor que el daño y cuando hay efecto adverso no es que esté mal prescrito. Inevitablemente se asume un riesgo.
Pero hay pacientes que si salen de la consulta sin receta no se sienten bien atendidos...
Ya, esa es la cultura de la medicalización. Es la diatrogenia social producida por vivir en un mundo en el que tenemos la atención sanitaria desde que nacemos hasta que morimos.
¿Y tiene tanta incidencia?
Sí. El 10 por ciento de las consultas de atención primaria se relacionan con efectos adversos de la atención sanitaria. De ellos, un cincuenta por ciento tienen que ver con los medicamentos y más de la mitad son evitables, de ahí la importancia de controlarlos cambiando los flujos de información. Si se supieran todos los efectos adversos que se producen se podría prevenir.
Ya, pero ¿cómo?
Hay bases de datos muy potentes. Pensemos en las históricas clínicas de primaria u hospitales. Está todo informatizado. Si se reportaran todos los efectos adversos se avanzaría mucho. Si se ocultan por temor a que le culpen de algo, no se avanza en el conocimiento. Es muy importante que se notifique.
¿No se hace?
No. Vivimos en la cultura de la culpabilidad y la medicalización. Además en las facultades de medicina y enfermería no se habla de yatrogenia y deberían hacerlo. Hay que abrirse a la cultura de rendición de cuentas e, insisto, hay que empezar a reportar los efectos adversos tan pronto se conozcan.
