Las residencias para perros, un éxito en Ourense durante las vacaciones de Navidad

Miguel, en su residencia canina de Do Castelo, Esgos.  XESÚS FARIÑAS
photo_camera Miguel, en su residencia canina de Do Castelo, Esgos. XESÚS FARIÑAS
Los perros también acuden a sus propios establecimientos por vacaciones, pero no por decisión propia sino para que sus dueños puedan gestionar su vida privada. Hay donde elegir

Hay un sector en el que las vacaciones de Navidad fueron todo un éxito de ocupación: se trata de los hoteles para perros. Estas residencias, pensadas para cortas o largas estancias, sirven a los dueños para poder realizar viajes o mantener a sus mascotas en buenas manos mientras van a trabajar o lidian con compromisos personales.

En la provincia, existen cinco centros de este tipo, con precios que oscilan entre los 10 y los 15 euros por noche (aunque se reducen con las largas estancias). Cada empresa tiene su propia filosofía, si bien algunas prefieren que los perros socialicen y son partidarios de juntarlos, otras no están a favor de que interactúen y experimenten una vida diferente a la que tendrían en sus casas. 

O Meu Carón es una residencia de Allariz que ya no admite a más clientes. Llevan diez años en el negocio y tienen 600 clientes en cartera, pero solo acogen a 25 al mismo tiempo. A la vez, también educan y por esta “escuela” ya pasaron 3.000. En Navidades, estuvieron al 100% de su capacidad. 

En su caso, los perros que lleguen no pueden tener enfermedades contagiosas o estar en celo. En el centro, los canes se dividen por tamaño: hay una habitación para los pequeños, otra para los medianos y los mayores y una tercera para los de mayor tamaño. 

El servicio más habitual que presentan es el de cuidarlos los fines de semana, pero “también tenemos clientes que por la carga de trabajo que tienen no pueden estar con el perro entre semana y nosotros nos encargamos de ellos”, explica Carlos, propietario del hotel. 

“Una residencia canina debería estar libre de estrés, cuando los perros se quedan solos hay que intentar que estén tranquilos”, explica Miguel desde Do Castelo, en Esgos. En este caso, el máximo que pueden acoger es de 65 perros. Tienen jaulas individuales en patios exteriores y, durante estas fiestas superaron la mitad de su capacidad. 

Para esta residencia, los perros deben salir individualmente a pasear, salvo que vengan varios de la misma casa, que pueden ir juntos. “Los canes no deben contagiarse del agobio de otras casas”, dice. 

Olalla, de Airavella, plantea otro tipo de alojamiento. En su hotel, las habitaciones tienen cabida para un máximo de dos perros y, todas ellas, están provistas de sus camas, colchas e incluso una mesilla de noche.  No acoge más de 15 perros porque considera que es el máximo para atenderlos adecuadamente. 

Una vez que los “huéspedes” llegan, se presentan y pasan a estar en una amplia finca. La única condición para su admisión es que sean sociables. 

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