El perfil mayoritario entre las personas desaparecidas en Ourense se corresponde con el de una persona mayor que sufre una dolencia neurodegenerativa y se extravía
Doce personas permanecen desaparecidas en la provincia desde hace una década. Desde 2013 y hasta esta misma semana, el registro de la Guardia Civil recoge diez casos, con los lugares de residencia y el último día en que fue visto cada uno de los miembros de la lista. Aunque ya no se realizan batidas para encontrar a estas personas, sus características genéticas y su información personal está custodiada por el Instituto Armado. Por tanto, de aparecer alguna prueba que pudiese identificarlas, se cotejaría para extraer su identidad. Da igual el tiempo que transcurra.
En este mapa, con los datos de la provincia de Ourense, no se incluye la desaparición del ourensano Francisco Barreira González, cuyo rastro se perdió el 1 de enero de 2013 en el Reino Unido .
La semana pasada, un operario municipal de Allariz encontró una serie de restos óseos durante unas tareas de desbroce en el Monte do Castelo. Se trata de un fémur, aparentemente humano. La Guardia Civil inició en ese momento una investigación con ayuda del Instituto de Medicina Legal de Galicia. Hasta ahora solo hay hipótesis, la principal es que pueda pertenecer a Julio Fernández, un hombre con alzhéimer que en noviembre de 2017 salió a pasear y nunca regresó.
Además, en abril de este año, ocurría algo similar en Pereiro de Aguiar. Un vecino encontraba restos de un brazo y una pierna en un merendero de la N-120. Tras la recogida judicial, agentes y forense iniciaron sus pesquisas. En esa misma localidad desaparecía José Ángel Abadín (46 años) en agosto de 2020.
El perfil
Tanto el Instituto Armado como los servicios de emergencias aseguran que los desaparecidos en la provincia de Ourense responden, mayoritariamente, a un mismo perfil. Son personas de edad avanzada con enfermedades neurodegenerativas que salen de su casa, se desorientan y no logran encontrar el camino de vuelta. También hay casos de adultos con patologías mentales.
Hay excepciones como las desapariciones de Elías Carrera y María Belén Rodríguez, ambas en los archivos de la Policía Nacional. El primero, taxista de Ourense, se fue de su casa la tarde del 17 de julio de 2013, sin móvil ni documentación. Tiempo después, se supo que había alquilado un coche en la ciudad con el que se desplazó a Vigo. Esa fue la última pista.
El caso de María Belén fue clasificado por la policía como de “alto riesgo”. La desaparecida regentaba una casa de turismo rural en la aldea abandonada de Anagaza (Trives). También tenía una peluquería. En abril de 2017, dejó de atender sus compromisos, no apareció en sus negocios ni se presentó a una prueba médica. Las hipótesis con las que trabajó la policía incluían su pertenencia a una secta, Ramtha, que en el año 2010 organizó una reunión en Manzaneda.
