Operarios de la concesionaria acudieron a sellar el aliviadero afectado por una rotura el domingo

Los técnicos subsanan el vertido de fecales al Miño

Imagen del vertido que sufrió el río Miño el pasado domingo, en las inmediaciones del Puente Romano. (Foto: JOSÉ PAZ)
La rotura de un tanque de tormenta (depósito del alcantarillado para recoger el agua de lluvias intensas) es la causa que el Concello baraja para explicar el vertido que el domingo sufrió el río Miño, en las inmediaciones del Puente Romano, lo que podría haber facilitado la llegada de aguas fecales hasta el río.
Fuentes municipales aseguraban ayer que los operarios de la empresa concesionaria del servicio, Aquagest, habían procedido ya a sellar el aliviadero. Así, técnicos del Concello acudieron por la tarde a comprobar el estado en el que se encontraba la zona y no detectaron ya anomalía, por lo que se considera subsanada la avería.

Las aguas fecales vertidas ocasionaron el domingo una gran mancha de color marrón en torno a un pilar del Puente Romano, en la margen derecha, y ocasionaron malos olores. En la jornada de ayer, la situación estaba más normalizada, tanto en el aspecto que presentaba el agua como en los olores.

Mientras, la Confederación Hidrográfica está a la espera de los resultados de las muestras obtenidas el pasado domingo para determinar el alcance del vertido y, si es oportuno, tramitar el correspondiente expediente de sanción al Concello.

Los problemas de vertidos son una constante en los tres ríos de la ciudad, principalmente en el Barbaña y el Miño. De hecho, la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil ya ha sancionado en diversas ocasiones al Concello de la ciudad por permitir que se depositaran en las aguas vertidos de distintas procedencias.

Así, entre las últimas multas que tuvo que afrontar la institución municipal se encuentra una de 2.569 euros por vertidos en el Barbaña durante los días 10 y 25 de abril de 2012, y el 3 de mayo, también de ese año. La sanción se impuso por vertidos no autorizados derivados de la falta de capacidad de la estación de bombeo para tratar las aguas pluviales en aquellos días. Los daños efectuados por aquellos vertidos, considerados peligrosos al detectarse contaminación por amonio, superaron los 600 euros.

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