Semana Santa es el momento álgido del año para los cristianos, y es también un periodo en que los santos y las tradiciones religiosas ocupan portadas en los periódicos. Por eso, hoy nos centraremos en un santo al que los ourensanos están muy acostumbrados: San Lázaro, que le da nombre a un céntrico parque de la ciudad y que está representado en piedra, inerte, coronado por un ángel en la entrada del espacio verde, y... ¿Cómo? ¿Que ese no es San Lázaro? ¿Y entonces quién es?
Un poco de historia
Porque, a ver, primero de todo: ¿quién es san Lázaro? En la Biblia se menciona a dos personajes con este nombre: uno de ellos es Lázaro de Betania, hermano de María y Marta, y amigo de Jesús. En el Nuevo Testamento aparece cómo el nazareno se alojó en su casa al menos en tres ocasiones, y es famoso porque -según el Evangelio de Juan- fue revivido por Jesús. El otro Lázaro bíblico no es una persona de carne y hueso, sino el coprotagonista de una parábola que explica Jesús sobre un rico y un mendigo.
"Lázaro y el rico Epulón", de Leandro Bassana. Óleo sobre lienzo, hacia 1570 || Foto: Museo del Prado
Combinando estos dos personajes, se considera a San Lázaro, el de Betania, como patrón de los hospitales, los mendigos, los leprosos y los sepultureros. Por ello, tradicionalmente se le ha dado su nombre a centros sanitarios especializados en dolencias contagiosas, como la lepra o la tuberculosis. En Ourense, hubo uno de estos lazaretos situado en lo que entonces era campo fuera de los muros de la ciudad, y también había una capilla dedicada a San Lázaro, donde hasta 1923 se celebraban las ferias mensuales del día siete.
El lazareto y la capilla dieron nombre al espacio, que pocos años después -en 1927- recibió el traslado de la iglesia de San Francisco, y se convirtió en un polo de crecimiento urbanístico, con inclusiones como el Gobierno Civil o el edificio de los Sindicatos verticales. Entonces ya se lo conocía como parque... pero la estatua en cuestión ni estaba, ni se la esperaba.
Un ángel sin nombre
Un parque llamado San Lázaro por un hospital para enfermedades infecciosas y la capilla de su patrón. Vale. ¿Y la estatua? Para ello hay que avanzar varias décadas, hasta después de la Guerra Civil. Fue en 1951 cuando el escultor Francisco Asorey terminó esta obra: un monumento franquista a los caídos. ¿Y no será un ángel llevando a San Lázaro resucitado al cielo, o algo así? Bueno, no, porque tal y como señala O Fenicio en Twitter, la figura en cuestion lleva una espada en la mano: se trata de un soldado, no de un palestino pacífico, ni de un mendigo.
Fixádevos na figura de diante: leva unha espada nas mans, ou sexa que é un soldado. Un soldado morto, un caído, vaia...
— Jordi V (@oFenicio) February 20, 2021
O anxo, de aspecto feminino, baixa a colocarlle unha coroa de loureiro sobre a cabeza, a nomealo vitorioso. pic.twitter.com/6yRqAduTYF
Tras la cabeza del soldado, además, se adivina la cabeza de un aguilucho con un halo, el símbolo asociado al régimen de Franco. En su momento, además, no habría sido posible confundirse, porque -como se ve en las imágenes compartidas por el Archivo Provincial de Ourense- en 1951 el pedestal de la estatua estaba "decorado" con un gigantesco yugo y unas flechas, así como con la muy poco sutil leyenda "Caídos por Dios y por España, ¡presentes!".