Treintañera, extranjera y consumidora de droga, perfil de la prostituta en Ourense

Una mujer que ejerce la prostitución en la calle.
photo_camera Una mujer que ejerce la prostitución en la calle.

El centro Alumar de Cáritas trabaja en su centro de día de Ourense con 74 mujeres que pidieron ayuda para dejar el trabajo sexual

La violencia que sufren mujeres que ejercen la prostitución, tal como le ocurrió a la ourensana Judith Muñoz González, asesinada en Porriño el 19 de noviembre, no es un caso aislado. No solo son víctimas de palizas físicas por parte de los clientes sino también de agresiones sexuales que no denuncian, muchas de ellas incluso atrapadas en relaciones afectivas con maltratadores. “Nadie nace puta, es una de las formas de violencia más salvaje contra una mujer”, enfatiza la abogada del Centro de Información Municipal as Mulleres (CIMM) de Ourense, Beatriz López Varela, quien comprueba a diario como las trabajadoras sexuales “normalizan la violencia física”.

Para esta jurista, la violencia de género no es solo doméstica (en el ámbito de la pareja) o familiar, ocurre de continuo en la calle y en los contextos en los que se ejerce la prostitución.  Y la salida -advierte- es especialmente complicada. “La vulnerabilidad de estas mujeres es mayor, no hay una red de apoyo y en muchísimas ocasiones están en una situación irregular en el país”.

También es un referente de asesoramiento y ayuda el centro Alumar, en Cáritas, desde hace ya 20 años. En este 2023, hasta el mes de noviembre, atendieron a 346 mujeres consideradas vulnerables, la mayoría atrapadas en la prostitución. En 2022, llegaron hasta 461, con un récord en 2020, el año de la pandemia (534). En el centro de día, trabajan actualmente con 74 mujeres que han pedido ayuda a esta ONG, decididas a  buscar otra salida laboral. Y brindan una vivienda con cinco plazas.

“Las mujeres en un contexto de prostitución se enfrentan a situaciones violentas constantemente, de todo tipo, porque los clientes las cosifican y ellas no pueden decir que no”, asegura sin remilgos Raquel Fernández Docasar, la educadora de Alumar.  Así se lo cuentan tanto a ella como al resto del equipo las mujeres que pasan por  la sede del casco vello o cuando salen de ruta con su unidad móvil para prestar asesoramiento en pisos o calles de la ciudad o villas donde se concentran barrios rojos. 

Mujeres especialmente vulnerables porque -añade- “disponen de menos recursos para defenderse del agresor e incluso para identificar ese maltrato”. Sin olvidar que “el 90% de nuestras usuarias están en una situación administrativa irregular “. Son extranjeras y desconocen sus derechos.

El perfil de las víctimas

Las mujeres que pasan por el centro de mujer Alumar proceden de “Venezuela, Colombia o Brasil, principalmente; tienen un promedio de 35 años; casi todas con hijos, con un trasfondo de pobreza y trauma, además de problemas asociados al consumo de drogas”, apunta la educadora. Y se explica: “Primero, recurren a la droga para poder prostituirse, especialmente la cocaína y el alcohol están muy presentes, y después para pagar la deuda de la droga deben seguir prostituyéndose”.

En Galicia, las mujeres víctimas de trata pueden acogerse ya a las ayudas que contempla la Ley integral de violencia de género. Y pocas saben, que “prima el acto de violencia antes que la expulsión en casos de las extranjeras”. “No solo no conocen sus derechos, sino que se ven como mujeres de segunda y como en muchos de sus países la policía es corrupta tienen miedo a las fuerzas de seguridad españolas”, destaca Fernández Docasar.

El cliente salvador

También en el CIMM de Ourense, con sede en la Rúa do Ensino, en O Couto, trabajan a diario con mujeres atrapadas en redes de trata o incluso en matrimonios que se anunciaron como “salvadores”, para abandonar el club, pero  “entran en otra cárcel terrible en la que pasan a ser objetos sexuales”, apunta López Varela.

A su entender, el foco debe abarcar la pornografía, con el acceso sin límites a edades cada vez más tempranas, y amplificar la mirada sobre la prostitución.  “No somos unas mujeres y esas otras mujeres; tenemos que empezar a ver el sistema prostitucional de otra manera porque nos afecta a todas por igual cuando un hombre piensa que puede comprar a una mujer para satisfacer su violencia, dominarla y someterla a su antojo”. 

Nunca -apostilla Raquel- se produce una relación de igualdad: “El putero domina y ella se convierte en una cosa, sin derechos”.

En Ourense, más pisos y menos clubes de alterne

La fiscal encargada de la delegación de Extranjería en Ourense, Pilar Manso, advierte del “brutal crecimiento de los pisos dedicados a la prostitución en detrimento de los clubes de alterne, sobre todo de ciudadanas de origen venezolano y colombiano”. Ello hace más difícil la detección de situación de explotación sexual.  Pisos que utilizan también para la distribución de sustancias nocivas contra la salud.

Durante el 2022, se judicializaron dos causas con motivo de trata con fines de explotación sexual, con prostitución.

Cambió la ruta de entrada, según Extranjería

El procedimiento empleado por las mafias para acceder al territorio nacional, en cuento a las modalidades de trata detectadas en la provincia de Ourense, ha cambiado en los últimos años. La vía de Turquía o grandes rutas antes utilizadas para el acceso al territorio nacional ha caído en desuso. Según la Brigada de Extranjería, ahora se entra a España por puestos habilitados pero como turistas, con reservas de hotel que no utilizan y billetes de avión cuya vuelta no emplean, por tanto utilizando las vías legales de entrada pero falseando los requisitos. Las organizaciones criminales captadoras cambiaron los medios de publicitación, con utilización de nuevas tecnologías.

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