El académico y ex líder autonómico socialista Modesto Seara, natural de Allariz, ha puesto en marcha y dirige en el estado mexicano de Oaxaca un modelo de universidad que rompe moldes.

La utopía de un ourensano en México

Todo empezó como una locura. 'Haz una universidad como tú quieras', le dijo hace más de 20 años el gobernador de Oaxaca, un estado del sur de México tres veces más grande que Galicia y de solo 3,5 millones de habitantes, a Modesto Seara (Allariz, Ourense, 1931), ex dirigente del PSOE gallego, internacionalista y profesor de reconocido prestigio ya entonces. Y Seara la hizo. Corrían finales de los años 80 y el proyecto, del que muchos se burlaban, se puso en marcha en 1990 con cinco casas, cinco profesores, dos aulas y 48 alumnos en medio de un desierto montañoso. Dos décadas después, la utopía se hizo realidad: estaba en marc
'Haz una universidad como tú quieras', le dijo hace más de 20 años el gobernador de Oaxaca, un estado del sur de México tres veces más grande que Galicia y de solo 3,5 millones de habitantes, a Modesto Seara (Allariz, Ourense, 1931), ex dirigente del PSOE gallego, internacionalista y profesor de reconocido prestigio ya entonces. Y Seara la hizo. Corrían finales de los años 80 y el proyecto, del que muchos se burlaban, se puso en marcha en 1990 con cinco casas, cinco profesores, dos aulas y 48 alumnos en medio de un desierto montañoso. Dos décadas después, la utopía se hizo realidad: estaba en marcha, y con gran éxito, un modelo universitario público, de elite, descentralizado y competitivo diseñado por Seara para los más desfavorecidos en uno de los estados más pobres y marginados de México, un sistema que hoy consta de 8 universidades, 14 campus (más diez en construcción), 24 institutos de investigación, 550 edificios, 800 profesores y 6.000 alumnos.

'Pude hacer algo que me parecía imposible', afirma orgulloso este ourensano que lleva más de media vida fuera de España y a sus 80 años ya prepara su salida como rector del Sistema de Universidades Estatales de Oaxaca (Suneo). El sueño se hizo realidad gracias a una inmensa capacidad de trabajo, buena gestión, buenas relaciones con todas las autoridades y, sobre todo, gracias a su pasaporte español que borraba cualquier sospecha de ansias de poder o intereses políticos.


LA LÍNEA DEL TIEMPO

Visitar hoy los distintos centros es dar trasladarse continuamente en la línea del tiempo. La región mixteca, por ejemplo, sigue siendo una de las más deprimidas y pobres de Oaxaca, montañas escarpadas malas tanto para la agricultura como para el ganado y grandes exportadoras de mojados (inmigrantes ilegales) con destino EEUU. Allí el tiempo se ha parado pero a pocos kilómetros hay un instituto informático puntero que ha ganado premios internacionales y es contratado por grandes empresas de telecomunicaciones para estudiar la capacidad de adaptación de determinado software al usuario mexicano; otro de robótica donde se experimenta con robots de tercera generación que pueden reaccionar a sensaciones; laboratorios para investigar el aprovechamiento de plantas en la lucha contra el cáncer o para la fabricación de nuevos vehículos hidráulicos.

Todo es parte de la Universidad Mixteca, la más antigua de un sistema que poco a poco se extendió por todo un estado de orografía complicada y malas infraestructuras y en el que es habitual que algunos campus (como ocurrió este verano) se queden incomunicados por las lluvias o los deslaves. El objetivo, explica Seara, era descentralizar la enseñanza y crear polos de desarrollo que dejaran beneficios en la misma zona y por eso en cada lugar se crearon las carreras y las áreas de investigación más acordes con las necesidades locales.

En la costa se abrió la Universidad del Mar y la de las Ciencias de la Tierra, con laboratorios biotecnológicos y de electroquímica donde se estudian métodos para reducir la contaminación del agua y de los suelos, la elaboración de nuevos alimentos o cómo aprovechar mejor ciertas especies animales y vegetales. En lugares como Miahuatlan, un área montañosa con grandes necesidades sanitarias, una de las carreras de más éxito es Enfermería, donde indígenas de la comarca pueden estudiar en una clínica totalmente robotizada con pacientes-robots de la más alta tecnología. En zonas turísticas como Huatulco, se desarrollan las humanidades o el Turismo. En el Itsmo ?una de las regiones de mayor capacidad eólica del mundo y con refinerías?se concentran las carreras relacionadas con la energía y la petroquímica así como los institutos de investigación donde se desarrollan prototipos de generadores o métodos para aprovechar energéticamente la química del mar.


'LA POLÍTICA DE VERDAD'

'Yo empecé haciendo política pero esta es la 'Política de verdad', con mayúsculas, la que cambia las cosas', asegura Seara. Es desarrollo desde Oaxaca y para Oaxaca aliñado con acciones 'caritativas', como las de las Brigadas de Desarrollo, técnicos e ingenieros que ayudan a las comunidades. 'La universidad es la piedra angular de la zona', dice Humberto Mendoza, campesino de la región mixteca y padre de cinco hijos. Dos emigraron, uno tuvo que regresar y confía que el más pequeño, de 12 años, pueda estudiar una carrera en la universidad. 'Una profesión es la mejor arma para no irse y que no le entren a uno malas intenciones', dice consciente de que el crimen es otra alternativa para los jóvenes de hoy.

Las universidades son también una vacuna contra la fuga de cerebros. 'Es una gran satisfacción poder hacer la tesis sobre energía eólica e investigar al más alto nivel al lado de mi casa', afirma Karina, estudiante de posgrado en la Universidad del Istmo.

El éxito del modelo hizo que 'todos los alcaldes me pidieran una universidad, algo imposible', bromea Seara. No obstante, la última vuelta de tuerca en la descentralización es la Novas Universitas, una universidad 'virtual pero presencial' donde el nivel de exigencia es exactamente el mismo que en las otras del sistema. Muchos catedráticos, explica Seara, no querían trasladarse a zonas muy alejadas. La solución fue crear pequeños campus reducidos a lo mínimo en los pueblos más recónditos pero conectados mediante las mejores tecnologías con un campus central, donde estarían los catedráticos. 'Al principio cuesta acostumbrarse a tener al profesor lejos pero, en cambio, te sientes más vigilado, es curioso', comenta un alumno de Informática, la primera carrera con este sistema, mientras escribe en la pizarra electrónica ante los ojos virtuales de su profesor.

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