Los vecinos de Rabo de Galo se vieron obligados a contratar el desbroce de tres fincas abandonadas, a la vista de que continuaba la inacción del gobierno local a comienzos de septiembre. Lorinda Fernández, presidenta de la asociación vecinal, explica que, durante el proceso de limpieza, “incluso apareció un nido de velutinas”. La estrechez del camino que da acceso al barrio, invadido por la maleza de estas fincas, aumentaba su angustia, de ahí que pagaran a un autónomo para que realizara la limpieza. “Esto es el mundo al revés. Lo que debería hacer el Concello, gestionar los desbroces de forma subsidiaria en caso de abandono, nos vemos obligados a hacerlo nosotros”, critica.
La asociación vecinal sostiene que esta operación ya se ha “devorado” un tercio de su presupuesto, que en la actualidad proviene en su totalidad de las cuotas de los socios, así que obligará a recortar la programación de actividades en el centro cívico. “Y además es dinero que no se puede justificar, una inversión a fondo perdido. Pero, si hace falta, tendremos que volver a hacerlo”, concluye Fernández.
