Entendemos que la falta de tiempo hace que tiremos de recursos mas fáciles para alimentarnos, y las conservas están entre esos recursos. No hay nada malo en ello, pero debemos tener en cuenta la calidad de las conservas.
Si son conservas de pescados, escogeremos siempre las opciones “al natural”, con AOVE y muy poca cantidad de sal añadida. Si se tratan de conservas vegetales, primarán aquellas en las que su listado de ingredientes no supere los 3-4. Por ejemplo, una conserva de garbanzos, debería tener garbanzos, agua y sal en una cantidad mínima. Todo lo demás, debemos mirarlo con lupa. La mayoría de aditivos, conservadores y colorantes no son una buena compañía.
Para no tirar siempre de recursos de conservas, podemos escoger la opción de vegetales y pescados congelados, dado que mantienen casi intactas las propiedades nutricionales y su uso en la cocina es muy práctico y rápido.
