Hasta a los más apasionados en la cocina hay veces que nos cuesta arrancar o disfrutar del momento de cocinar, con lo que es comprensible que a las personas que de primeras no les gusta cocinar, les resulte un momento tedioso.
Cuando nos encontramos con esta situación, debemos crear un ambiente propicio para disfrutar de la cocina, solos, o acompañados.
La música puede hacer maravillas. Poner de fondo nuestros grupos preferidos debería activarnos para realizar una receta de la que más tarde disfrutaremos.
Reunir y hacer partícipes a nuestra familia e hijos, compartiendo labores, hará que sea más llevadero, reduciendo el tiempo de cocinado y limpieza, ayudando a crear un vínculo entre todos.
Si nos gusta una gastronomía o una receta en particular, la cual solo degustamos fuera de casa, es suficiente reto para documentarse, comprar y preparar los ingredientes y crear nosotros mismos la magia.
Para terminar, y como consejo de apasionado de la cocina, podemos pedir a nuestra familia las recetas de toda la vida para que la cultura culinaria no caiga en saco roto…¿Quién no desearía preparar a sus hijos la tortilla o las lentejas de la abuela, de la que tantos recuerdos nos puede transmitir con un solo bocado?
