Cómo llegar en forma al verano, el último sprint

Un hombre corre por el Paseo das Ninfas (ÓSCAR PINAL).
photo_camera Un hombre corre por el Paseo das Ninfas (ÓSCAR PINAL).
¿Quieres lucir espectacular en verano? Descubre los mejores consejos para ponerte en forma, perder peso y mejorar tu salud. ¡No esperes más!

El verano se acerca peligrosamente. De hecho, el calor ya está aquí como preludio. Por lo tanto, es un momento perfecto para comenzar una rutina saludable, si no se ha hecho ya, porque el mejor momento siempre es cuanto antes. Sea cual sea la edad, no hay ninguna excusa que justifique no realizar ejercicio físico.

Y, como es bien sabido, una rutina saludable surge de la combinación entre cuatro factores: ejercicio, alimentación, hidratación y descanso. Y tanto el aspecto físico como el mental son importantes.

Aprovecha ahora, con esta temperatura ideal para el ejercicio, cuando en unos meses quizás solo estés pensando en dónde está la playa fluvial más cercana para pegarse un chapuzón.

La importancia de una alimentación saludable y equilibrada para llegar en forma al verano

Una dieta será equilibrada si aporta todos los nutrientes necesarios, teniendo en cuenta las características propias de cada persona. Incluso las grasas son imprescindibles, ya que desempeñan una labor clave para el mantenimiento de las membranas celulares, así como para conservar la temperatura del organismo en valores estables, por ejemplo. Y, por supuesto, tampoco se debe olvidar la ingesta de hidratos, proteínas, fibra, vitaminas y hierro.

Además, debe tenerse en cuenta que mejor que darse un atracón será espaciar las comidas, dividiendo la ingesta diaria en al menos cinco momentos diferenciados (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena). 

¿Cómo establecer metas realistas y alcanzables para mejorar tu salud y estado físico?

Marcarse objetivos realistas es clave de cara a conseguir resultados. De hecho, lo mejor será tener metas a corto, medio y largo plazo, y combinarlas.

Los objetivos a largo plazo nos motivan, porque este espacio de tiempo más amplio nos permite ser más ambiciosos y plantear gestas que realmente nos harían sentir orgullosos, precisamente porque son irrealizables al momento de empezar y también al corto plazo.

Y, por otro lado, los objetivos a corto plazo ayudan a mantener la determinación, ya que la lejanía a meses vista de otras metas, así como su dificultad, puede provocar que haya caídas en el rendimiento por falta de estímulos.

Y, por último, las metas a medio plazo cubren el hueco entre ambos y terminan de darle estructura al plan.

Consejos para motivarte y mantener el compromiso con tu rutina de ejercicios

Lo mejor para mantenerse motivado es tener objetivos medibles y variados a lo largo del tiempo, para cuantificar el progreso, cuando además puede ocurrir que se empeore en un aspecto y se mejore en tres.

Objetivos con resultados visibles pero no tan fácilmente medibles en números, como el de reducir la grasa abdominal, pueden provocar que un día que estemos de buen ánimo sintamos que se ha progresado mucho y otro día nos vengamos abajo. 

Por lo tanto, lo mejor será apoyarse en objetivos lo más medibles y variados posible. Por lo tanto, si la meta es bajar de 50 minutos en una carrera de 10 kilómetros, la idea al entrenar y cuantificar los progresos es no fijarse solo en cuándo mejoremos nuestros tiempos en estas distancias sino si conseguimos mejorar el sprint, nuestra eficiencia cubriendo 500 metros a toda velocidad, nuestra técncia de carrera o incluso nuestra flexibilidad estirando; aspectos todos que nos ayudan a saber que hay una mejora. 

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