Practicar yoga

Desde la experiencia personal que nos ha hecho comprobar sus beneficios somáticos y psíquicos, es desde donde partimos

No somos profesores de yoga. Somos y hemos sido alumnos de esta antigua disciplina. Desde la experiencia personal que nos ha hecho comprobar sus beneficios somáticos y psíquicos, es desde donde partimos.

El tipo de yoga al que nos vamos a referir es el hatha yoga, quizás el más practicado en Occidente. Basado en la toma de conciencia, atiende a las necesidades del cuerpo y la mente. Cualquier persona puede practicarlo, ya que no existe competición alguna. Sí os recomendamos poneros en manos de un buen Maestro o de una buena Maestra, que os dirija y acompañe. No creáis que cualquiera puede ser Maestro/a de yoga; informaos bien antes de empezar la práctica.

  • En el hatha yoga se estira la musculatura a través de las distintas asanas (posturas), que te permitirán ejercitar tanto los músculos externos como internos. Sí, los internos también; aunque parezca increíble, es así. Se estimulan y regeneran las funciones respiratorias, digestivas, circulatorias y sexuales.
  • Nos enseña técnicas respiratorias (pranayama), que favorecen que la energía vital invada nuestro organismo.
  • Trabaja la atención consciente, y contribuye a enfocarla en las distintas partes del cuerpo. A mayor atención, mayor rendimiento. 
  • Durante la práctica del hatha yoga y en la relajación final que suele acompañar a las clases, aprendemos a permanecer atentos a nuestros pensamientos, sensaciones corporales, etc., así como a apartar todo aquello que nos distrae.

Los cinco sentidos que poseemos necesitan de nuestra mente. 
¿Has tomado alguna vez conciencia del contacto de tus pies en el suelo?
¿Te has parado a respirar, olfatear y degustar el aire?
Cuando has escuchado en la calle ruidos molestos, ¿has probado a no cerrarte a ellos?, ¿a escuchar los más fuertes, los más cercanos, los más lejanos…?
Muchos son los caminos; cada uno ha de encontrar el suyo. 

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