La celebración batió su propio récord y se estima que superó con creces los 100.000 visitantes

Las 22 alfombras del Corpus Christi cautivan en Ponteareas

Los visitantes madrugaron para contemplar el arte de las alfombras con las que amanecieron bordadas las calles.
El Corpus 2013 en la localidad pontevedresa de Ponteareas pasará a la historia como uno de los más espectaculares de los últimos años. La Banda de Música de la BRILAT 'Galicia VII', caldeó el ambiente sobre las once de la mañana, con un pequeño concierto ante la Casa Consistorial.
A las 11,30 en punto, autoridades, invitados y fieles, asistieron a la misa solemne, cantada por la Coral del Sportivo de Ponteareas, dirigida por Ángel Viro y presidida por Fray José Rodríguez Carballo, arzobispo de Belcastro (Italia). Una vez rematado el oficio religioso, sobre la una de la tarde, salió la procesión del Santísimo pisando la primera alfombra, que como manda la tradición, es la confeccionada por la delegación de alfombristas de La Orotava, villa tinerfeña hermanada con Ponteareas desde hace 30 años.

Las calles de Ponteareas, tras una larga madrugada de frio y trabajo intenso, amanecieron bajo un sol espléndido, 'bordadas' de flores y elementos vegetales alfombrando el recorrido de la procesión del Santísimo Sacramento con 22 tapices. Ayer, se demostró con creces que el Corpus es la fiesta de los ponteareanos y no de las instituciones. Y según explicaba a este diario el concejal de Cultura, Andrés Sampedro, este año, 'se recuperó el afán por volver a la esencia del Corpus Christi más tradicional'. Y 'la guinda', fue contar con el arzobispo, el franciscano Fray José R. Carballo, 'transformado en un ponteareano más', visitando de víspera, hasta altas horas de la madrugada, los tramos y portales donde se afanaban los alfombristas trabajando contra reloj para poder rematar a tiempo sus ofrendas de arte efímero.

También este año, entre la noche-madrugada del sábado y ayer domingo, se superaron con creces los 100.000 visitantes contabilizados en 2012. Madrugaron incluso más que en ocasiones anteriores y muy pronto, al filo de las diez de la mañana, auténticas ríadas de gente formaban colas interminables para admirar el trabajo realizado por más de 1.500 alfombristas. Una eleboración dura, rodilla en tierra, que comenzó sobre las ocho de la tarde del sábado y terminó ayer domingo, más allá de las ocho de la mañana.

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