El 5% de los españoles sufre trastornos de ansiedad

El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es una de las patologías más frecuentes en las consultas de atención primaria, tal y como informa el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Jerónimo Sáiz. En concreto, más del 5 por ciento de los españoles padecen este tipo de transtorno. Varios expertos en la materia se reunieron en la conferencia científica 'The Anxious: Mind and Body', celebrada hoy, bajo el patrocinio de Boehringer Ingelheim, y que ha reunido a más de 600 psiquiatras.
El TAG, que los sufren más de nueve millones de personas en todo Europa, supone un estado continuo de alerta y temor a que ocurran desgracias, relacionadas con cualquier área de la vida de la persona y, muy especialmente, de sus familiares. Las personas que lo sufren 'están continuamente preocupadas y suelen ver el lado negativo de las cosas', explica el profesor Saiz.

Además, 'esa misma hiperactividad nerviosa suele pasarles factura en el terreno físico, con somatizaciones tales como dolores de cabeza, sensación de mareo, problemas digestivos, pérdida de apetito, palpitaciones, sensación de falta de aire o alteraciones dermatológicas'.

En la depresión, la ansiedad suele ser una patología concomitante un ingrediente consustancial en el cuadro clínico. Muchos estados de ansiedad que se desarrollan de forma crónica pueden llevar, de forma secundaria, a una depresión. También 'es muy importante la distinción de los cuadros clínicos de ambos trastornos, ya que, tanto el diagnóstico por exceso, como por defecto, puede tener consecuencias negativas importantes', explica el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.

Desde el punto de vista farmacológico, se utilizan fármacos inicialmente indicados para la depresión, como es el caso de la duloxetina. 'Son medicaciones muy bien conocidas que están demostrando ser útiles para la ansiedad, con ventajas importantes frente a los ansiolíticos tradicionales', añade.

La automedicación en este campo es totalmente 'indeseable', y muy especialmente en el caso de los fármacos ansiolíticos clásicos, que tienen un elevado consumo. Por ello, 'es importante controlar los tratamientos, su duración, su dosis y el tipo de persona que los va a recibir', explica el profesor Sáiz. Así, por ejemplo, 'las personas mayores o debilitadas físicamente han de ser monitorizados muy cuidadosamente y valorada la indicación y sus posibles consecuencias'.


Te puede interesar
Más en Sociedad