El expresidente de la Xunta recibió ayer el nombramiento de socio de honor de los Amigos del País

Albor destaca su esfuerzo vital en favor de la concordia

Fernández Albor, con el nombramiento de socio de honor de los Amigos del País. (Foto: VICENTE PERNÍA)
El expresidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor recibió ayer en el auditorio de la Ciudad de la Cultura el homenaje de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la ciudad de Santiago. En el acto, en el que se encontraban entre otras personalidades el rector de la Universidade de Santiago de Compostela, Juan Casares Long o el exalcalde Xosé Sánchez Bugallo, el homenajeado agradeció el nombramiento de una institución que consideró que estaba muy unida a su biografía.
Entre los numerosos recuerdos que le unen a esta sociedad, Fernández Albor destacó las clases de música que recibió durante su infancia, porque según aseguró, 'me abrieron a un mundo nuevo que me acompañaría a lo largo de toda mi vida'. Agradeció además al alcalde de Santiago, Gerardo Conde Roa, al que le unen lazos familiares y afectivos y que fue el encargado de realizar el laudatorio del homenajeado, las palabras de cariño y admiración hacia su persona al asegurar que 'ha descrito el retrato de un hombre al que me gustaría parecerme'.

En su discurso, el expresidente Albor criticó las guerras como ' el peor de los males', para considerar que cuando 'se trata de una Guerra Civil como la nuestra, su grado de perversidad se multiplica', y que una 'amarga vivencia' como esta fue la que le llevó a 'luchar desde diversos campos y frentes por la concordia entre los hombre, por la vida y por la paz'. En este sentido, Fernández Albor criticó a los que setenta años después de 'aquellos dramáticos acontecimientos' se empeñan en 'desenterrar los fantasmas del pasado para sembrar odio y enfrentamiento entre los españoles', para recordar que la memoria y la historia deberían de ser un acicate 'para que todos nos esforcemos en sembrar los valores de la solidaridad y la fraternidad', que consideró como los sentimientos más elevados del ser humano. Recordó de igual forma que la Transición política había sido modélica y motivo de admiración en todo el mundo y consideró inconcebible que a estas alturas se 'tirase por la borda' el clima de concordia y la convivencia que 'juntos hemos logrado'.

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